Los platillos favoritos de los dictadores más controvertidos del siglo XX

Desde platillos extravagantes hasta gustos austeros, adéntrate en el oscuro mundo culinario de los dictadores del siglo XX. Descubre los platillos preferidos de los tiranos que gobernaron con puño de hierro en este artículo.

Cultura culinaria

Si estás aquí se debe seguramente a que en más de una ocasión le has dedicado tiempo a imaginar qué clase de comida preferían personajes como Adolf Hitler, Nicolae Ceaușescu, o Jean-Bédel Bokassa (quien, además de ser juzgado por genocidio y canibalismo, se nombró a sí mismo el décimo tercer apóstol de Cristo antes de morir). 

Y es que resulta muy fácil imaginar situaciones en las que se destinen grandes banquetes o platillos lujosísimos a complacer los paladares de todo tipo de gobernantes, ya sea que se trate de reyes, de presidentes o, como en este caso, de dictadores. Lo cierto es que una idea como esta alimenta la imaginación en abundancia y fomenta la duda: ¿cuáles son los platillos favoritos de los dictadores?  

En 2014, Victoria Clark y Melissa Scott publicaron un libro titulado Dictator’s Dinners. A bad taste guide to entertaining tyrants, que apareció en España al año siguiente con el título de El banquete de los dictadores. Los platos favoritos de los tiranos del siglo XX. Este libro, según cuentan en una entrevista con la BBC, se hizo “sin ninguna intención de mitigar sus crímenes humanizándolos, [pero] quisimos rebajarlos a la talla humana: la línea entre el monstruo y el hombre puede ser muy fina”.  

Pero, entonces, ¿qué platillos preferían algunos de los dictadores más famosos del siglo XX? A continuación, te contamos de cinco de ellos: 

1. Adolf Hitler 

Pese a que se ha mencionado en numerosas ocasiones que Hitler era vegetariano, en realidad su dieta varió mucho a lo largo de los años. En buena medida, el vegetarianismo junto con alrededor de 28 medicamentos recetados por su doctor fueron una medida para tratar de controlar su padecimiento de flatulencia crónica. No obstante, un chef británico llamado Dione Lucas recuerda haberle servido Petits poussins à la Hambourg (pichones rellenos de lengua) en un hotel de Hamburgo en los años treinta, el cual “era uno de los platos favoritos del señor Hitler”. 

Para preparar este platillo, se quita la carcasa de los pichones y se abren en mariposa. El relleno incluye lengua, hígados de pollo, robellones y calvados. Se acompaña con un fondo de crema batida, trufas troceadas y estragón fresco. 

Hitler amaba comer Pichones rellenos de lengua, de un hotel de Hamburgo. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

Hitler amaba comer Pichones rellenos de lengua, de un hotel de Hamburgo. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

2. Nicolae Ceaușescu

En una entrevista con Ignacio Solares, el dictador rumano entre 1967 y 1989, Nicolae Ceaușescu comenta que le gustaría ser enterrado junto a Vlad Tepes, “El Empalador”, a quien considera un héroe nacional y con quien le agradaba ser comparado. Tepes, según comenta Solares, adoptó la costumbre de comer mientras contemplaba empalamientos. 

Ceaușescu, por otro lado, desarrolló una paranoia tan fuerte sobre ser envenenado con sus alimentos que llevaba consigo a un ingeniero químico, miembro de la Securitate (la policía secreta) y un laboratorio móvil para examinar toda su comida antes de probarla. 

Resulta un tanto curioso que uno de sus platillos predilectos fuera la Koliva, un platillo ritual rumano elaborado con cebada que se sirve en los funerales. Este platillo se prepara hirviendo los granos de cebada en agua hasta abrir el grano. Ya fuera del fuego, se le agrega azúcar, ron, vainilla y nueces y se bate durante 5 minutos. 

A Nicolae Ceaușescu le gustaba comer Koliva, un platillo rumano funerario. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

A Nicolae Ceaușescu le gustaba comer Koliva, un platillo rumano funerario. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

3. Saddam Hussein 

Al igual que Ceaușescu y Hitler, tenía miedo de morir envenenado con su comida. Así, por motivos de seguridad, el personal de cocina de sus veinte palacios preparaba simultáneamente tres comidas al día. 

Hussein no era un gourmand; en realidad, antes de preferir comida lujosa, se decantaba por comida fresca, por la gastronomía tradicional beduina, o, por su favorito, Samak masgouf, platillo nacional de Iraq, que consiste en una carpa cocinada a fuego lento a la parrilla, cubierta con pasta de tamarindo y cúrcuma y, finalmente, bañada con salsa de jitomate. 

Saddam Hussein le encantaba el Samak masgouf una preparación iraquí. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

Saddam Hussein le encantaba el Samak masgouf una preparación iraquí. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

4. Jean-Bédel Bokassa 

Autoproclamado emperador de Centroáfrica, Bokassa llegó al poder en 1966 después de liderar un golpe de Estado en contra de su primo, el presidente David Dacko, quien poco antes lo había nombrado jefe de las fuerzas armadas de la República de África Central. 

Se le juzgó por genocidio y canibalismo y, aun cuando lo segundo no se comprobó en juicio, fue condenado a muerte in absentia. Más tarde, en un segundo juicio, se conmutó su condena a cadena perpetua. 

Bokassa fue miembro de la tribu m’baka, famosa por comer carne humana y, según Clark y Scott, se rumoraba que “si Bokassa no se comía a sus enemigos, alimentaba con ellos a los cocodrilos de su zoo privado”. Su platillo favorito era un guiso de espinacas y fufú (una papilla espesa hecha con harina de yuca, aunque se puede sustituir por harina de maíz). Para este platillo, se cocina cebolla, pimienta de Cayena y pimiento verde y, posteriormente, se agrega un caldo hecho con crema de cacahuate y agua tibia. El fufú sirve de acompañamiento. 

La espinaca y el arroz al estilo fufú eran uno de los platillos que prefería Jean-Bédel Bokassa. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

La espinaca y el arroz al estilo fufú eran uno de los platillos que prefería Jean-Bédel Bokassa. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

5. Kim Jong-Il 

Llamado “Querido Líder”, “Líder Supremo”, “Gran Dirigente”, Kim Jong-Il, líder norcoreano, fue, según las autoras del libro, “el dictador más goloso del mundo”; además de ser un gran derrochador: sus gastos incluían 700 mil dólares anuales en coñac (se dice que era el mayor consumidor de Henessy), enviar a su chef particular en un jet privado a recolectar manjares por todo el mundo y la conformación de un pequeño ejército de mujeres destinado a seleccionar grano por grano el arroz antes de cocinarlo, bajo criterios de tamaño y calidad muy estrictos. 

Además de su afición por el café, poseía una biblioteca gastronómica de más de 10 mil volúmenes y, según se dice, entre sus logros se cuenta la “invención” del gogigyeopbbang (pan doble con carne, en español), una hamburguesa. 

Uno de sus platillos favoritos era la Sopa de aleta de tiburón. Esta se hace con caldo de pollo y, además de la aleta, lleva pechuga de pollo, camarones, hongos shiitake, licor de arroz, jengibre y aceite de cacahuate y ajonjolí. 

Kim Jong-Il es un fanático de la Sopa de tiburón. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

Kim Jong-Il es un fanático de la Sopa de tiburón. Foto: Archivo gráfico de Ediciones Larousse.

Lamentablemente, la lista de los platillos favoritos de dictadores incluidos en el libro mencionado es larga y breve al mismo tiempo, pues deja fuera, por ejemplo, a Pinochet, a la familia Somoza, a Videla y sugiere simultáneamente que el espacio es insuficiente para incluir a tantos otros casos restantes que hubieran resultado tan interesantes como los tratados en el libro. 

 

Por Ulises Granados 

Fuentes consultadas: 

Clark, Melissa; Scott, Victoria, El banquete de los dictadores. Los platos favoritos de los tiranos del siglo XX, Melusina, España, 2015. 

Redacción, “¿Qué comían los tiranos?”, BBC, (6/12/2014). 

Redacción, “Jean-Bédel Bokassa, emperador de Centroáfrica, mariscal de Centroáfrica, apóstol de la paz y servidor de Cristo dios”, QVAD Historia, (11/4/219). 

Solares, Ignacio, “Drácula y Ceaușescu: el regreso del mito”, Antología sin poesía, (25/2/2011). 

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Chock Arellano

16 de junio de 2023 a las  5:07 pm

Carpe Diem (*)

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