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Nectarina
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Fruto de la familia de las rosáceas de piel roja y amarilla, lisa y brillante. La nectarina, de origen chino, es una mutación natural del durazno. Tiene la piel lisa, y su carne, que se desprende del hueso, es blanca, amarilla, anaranjada o rojiza. Esta fruta se adapta bien: fue introducida en Europa hacia el 1950 por Estados Unidos, un importante productor.
Este fruto es poco energético (50 kcal o 209 kJ por 100 g) y rico en carotenos. Como pasa con los duraznos, se consume fresco, en cocteles de frutas, en coulis, en nieves y en pasteles. Se pueden conservar en almíbar, confitar en azúcar o congelar.
Durazno o melocotón
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Fruto de un árbol de la familia de las rosáceas, de piel aterciopelada, cuya carne jugosa y perfumada, blanca o amarilla, encierra un hueso más o menos adherido a ella. Originario de China, el durazno o melocotón ha sido muy apreciado desde siempre como fruta de mesa y utilizado en postres delicados. Muy digestivo, cada 100 g contiene 12 g de azúcar y proporciona 50 kcal o 209 kJ. Es rico en flavonoides. Al comprarlo debe estar bien maduro, oloroso, con una piel fina y un color uniforme sin manchas oscuras. La mayor parte de las vitaminas están situadas en la piel, por lo que es preferible no pelarlo cuando se toma como fruta de postre. Existen otros frutos muy próximos al durazno, como la nectarina y el griñón.
El durazno acompaña ciertos platos salados (hígado de ternera, pato, cangrejo), pero da lugar sobre todo a postres calientes o fríos: coronas y orlas, tartas, helados y sorbetes, frutas pochadas en almíbar o en vino. Con este fruto también se preparan licores, aguardientes y frutas confitadas.