8 datos sobre el queso

Solo, en combinaciones dulces o saladas, untado, rallado o fundido, el queso es un alimento de amplio consumo a nivel mundial que, por su extensa variedad, es capaz de conquistar a cualquier paladar.

Conocemos tu amor hacia él y, para no dejarte con la duda, compilamos ocho datos para ampliar tu conocimiento sobre este producto lácteo.

 

  • Se estima que existen más de dos mil tipos de quesos diferentes y, de acuerdo con su grado de maduración, éstos se clasifican en curados, semicurados, añejos, tiernos y frescos, siendo estos últimos los favoritos en los platillos y la dieta diaria de los mexicanos.

  • Provenientes de las vacas, ovejas o cabras, este manjar es rico en proteínas, calcio y vitaminas A, B, D y E; sin embargo, es conveniente comerlo en cantidades moderadas por su alto contenido en grasas saturadas.

  • En el caso de las leches de vaca o cabra se necesitan aproximadamente cinco litros para elaborar .450 gramos de queso. La cantidad de leche requerida varía según el animal porque algunas variedades, como la de oveja, contienen mayor cantidad de grasa.

  • El queso fresco, que se caracteriza por su alto contenido de humedad y periodo de vida de anaquel corto, requiere de seis días de maduración; los semimaduros, cuyo sabor y su nota más es más predominante, de 40 días, y los madurados, más de 70 días. Para estas recetas usa queso fresco: Chalupas, Enmoladas, Pambazos de papa con chorizo.

  • Es obligatorio que el queso fresco permanezca en refrigeración. En cambio, para almacenar los quesos maduros, se recomienda cubrir sólo la parte del corte con plástico autoadherible para evitar que se seque. Cubrir toda la pieza fomenta el desarrollo de moho, que puede ser dañino para la salud. Para saber más sobre la conservación del queso lee esta guía.

  • Si se trata del moho que formó parte del proceso de elaboración del queso, es comestible. La mayoría de los quesos que requieren la acción de mohos y hongos suelen ser tipos de Roquefort (Pencicillium roqueforti) o Camembert (Penicillium candidum).

  • Si a un queso joven o fresco como el Edam o mozzarella, que lleva tiempo almacenado y ha estado expuesto a la humedad, le sale moho, puede ser señal de que microorganismos contaminantes lo invadieron, y es recomendable no comerlo. Prueba los sabores del mozzarella en esta recetaPizza de espárrago, camarones y mozzarella fresco.

  • Cuando tenemos un queso en la nevera y lo queremos consumir, debemos sacarlo y dejarlo temperar para que esté en su estado óptimo. La temperatura ideal es entre 18° y 20°C, en el caso de los frescos, y entre 22° y 24° C en el caso de los quesos duros o maduros.

 

Fuentes

Sánchez Cerezo, Guillermina, El servicio y conservación del queso, Asociación Madrileña de Sumilleres, (16/03/19).

Ramírez López, C., Quesos frescos: propiedades, métodos de determinación y factores que afectan su calidad, Universidad de las Américas Puebla, (16/03/19).

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