Héroe sin capa crea popotes de carrizo

Juan Caamal es un pequeño empresario que, preocupado por la crisis climática, decidió hacer algo por el planeta: su misión es evitar el uso excesivo de plásticos, específicamente en las playas del Caribe mexicano, sitio actualmente invadido por un alga conocida como sargazo.

En su cabeza rondaba la idea de hacer un artefacto útil para sustituir los popotes, uno de los objetos más contaminantes e innecesarios en la actualidad y, fue gracias a su abuelo, que tuvo una brillante idea: los popotes de carrizo y escobillas de henequén.

«Mi abuelo buscaba cavidades con agua de lluvia y, por practicidad, utilizaba el carrizo para beberla cuando el agua potable escaseaba. Fue a partir de sus anécdotas como se me ocurrió crear un popote natural a base de esta planta que es originaria de la zona», asegura el fundador de los popotes Pixan Ik’.

Juan contó su idea en un festival gastronómico, y fue gracias al apoyo de una reconocida chef que pudo hacer de los popotes sustentables una realidad. 

«En nuestra comunidad, en Manuel Antonio, en Tulum, el producto lo utilizamos desde chicos, pero fue hace cinco años cuando lo patentamos gracias a la ayuda de la chef Karla Enciso, una de las principales impulsoras de la sustentabilidad en Tulum.”, destaca.

«Actualmente ya tenemos patentado nuestro popote bajo el nombre de Pixan Ik’, que significa espíritu de viento. De esa palabra nace nuestro proyecto que además de ser ecológico, fomenta el empleo en las comunidades mayas», afirma Juan Caamal.

Este producto sustentable tiene una vida útil de hasta 160 días; a partir de ese momento comienza su proceso de degradación natural.

«Al inicio mucha gente se sorprendía, pero no se atrevía a comprarlo. Nuestro objetivo es llegar a restaurantes y al sector turístico que está realmente comprometido con el planeta e introducir poco a poco nuestro producto que es 100% amigable con el ambiente. Se nos han cerrado muchas puertas, pero poco a poco seguimos avanzando», comenta.

Para su cuidado, se debe lavar el popote de carrizo una vez utilizado y, para evitar el uso de plástico en este proceso, Juan Caamal tuvo una brillante idea.

«Para continuar con productos totalmente ecológicos, se me ocurrió hacer una escobilla con fibras de henequén, un material de fácil acceso y muy resistente. Luego de hacer varias pruebas, logramos perfeccionar nuestra escobilla natural para la limpieza del popote. El resultado es satisfactorio: ninguno de estos dos productos daña al medio ambiente».

La carrera es larga, pero Juan Caamal no se da por vencido cuando se trata de cuidar el ecosistema. 

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