La chía, semilla con historia y aportes a la salud

La hemos visto suspendida en las aguas frescas del mercado, son esos pequeños puntitos negros que flotan cómodamente en el agua de limón y que parece que no se tocan unas con otros; aquella que tomamos con mucho hielo en días calurosos.

Esta peculiar semilla es originaria de México, mide alrededor de 2 milímetros de largo, es ovalada y mucilaginosa, es decir, que posee textura viscosa; esta textura se hace presente unos minutos después de hidratarla en algún líquido, formando una capa transparente de mucílago alrededor de la semilla. La popularidad de la chía ha repuntado en los últimos años, especialmente gracias a sus beneficios nutrimentales.

En la época precolombina era, para los mayas y mexicas principalmente, una semilla de gran importancia por sus usos en culinarios, medicinales y artísticos, logrando que ésta formara parte de los alimentos más importantes junto con el maíz, el frijol y el amaranto, bases de la alimentación de la época; los mexicas la molían para preparar pinole, atole y un aceite llamado chiematl, preparaban también otra bebida llamada chiantzozolatolli, moliendo la chía con el maíz. El aceite de chía era muy utilizado para elaborar pinturas, ya que su poder antioxidante evitaba en envejecimiento de los colores. Actualmente se utiliza en estados como Chiapas, Guerrero, Michoacán y Ciudad de México para preparar lacas conocidas como maque, que se utilizan para decorar jícaras o guajes.

En la gastronomía tiene muchos usos, en México se utiliza para preparar aguas frescas de limón, en Michoacán, para cocinar unos tamales pequeños conocidos como chapatas; y en el mundo se usa para dar espesor a mermeladas, jaleas, yogur o en panificación, para cubrir la masa antes de hornear y así alargar su vida de anaquel, otro de sus usos en panadería es que el mucílago puede utilizarse como sustituto de aceite.

Una fuente de virtudes

Una de las principales razones por la que la chía ha tenido tanta popularidad es su gran cantidad de fibra dietética obtenida del mucílago. Se caracteriza por ser resistente a la absorción en el intestino delgado derivando en una fermentación completa en el intestino grueso, por eso se ha relacionado con una buena digestión, disminución de estreñimiento y un aumento en la sensación de saciedad.

La chía se caracteriza por su gran aporte de Omega-3, ácidos grasos relacionados a la diminución de colesterol y triglicéridos; por otra parte es una gran fuente de antioxidantes que son excelentes para prevenir tumores, enfermedades cardiovasculares y radicales libres, por lo tanto frena la aparición de signos de envejecimiento.

La semilla y harina de chía no poseen gluten, por tanto su consumo es apto para personas que padecen celiaquía.

Si hubiera alguna contraindicación de su consumo sería la ingesta en exceso puede derivar en una mala absorción de minerales como el calcio, hierro, cobre y zinc. Pero esto sucede con toda ingesta desmedida de fibra dietética.

Más opciones para usar la chía

La chía es una semilla muy versátil y puede utilizarse en una gran cantidad de preparaciones realmente sencillas. El pudín de chía es una preparación muy popular hoy en día, puedes prepararlo con leche y canela, vainilla o cocoa y acompañarlo con la fruta o cereales de tu preferencia, tu imaginación es el límite.

Puedes utilizarla en licuados o smoothies como en este Desayuno completo bajo en calorías o agregarlas en un Bowl de açaí; otra gran opción consiste en agregar semillas de chía a un Pan multigrano, casero.

Disfruta de los grandes beneficios de esta semilla originaria de nuestro país y que ha alimentado a nuestros ancestros durante mucho tiempo.

Por Paola Quiroz

Fuentes:

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