Diccionario gastronómico

Brasil

La cocina brasileña, muy marcada por la influencia portuguesa, es una de las más variadas y refinadas de América del Sur. Los indí­genas la han enriquecido con harina de mandioca, cacao, camote y cacahuate, y los afroamericanos con ñame, plátano, coco y aceite de palma (dendê). El plato nacional es la feijoada (guiso a base de alubias negras y carnes semisaladas), tradicionalmente precedida por una batida (cóctel con aguardiente de caña y limón verde).

En el noreste se aprecian mucho los pescados y el marisco, sobre todo la fritada de mariscos (mejillones, ostras y trozos de cangrejo empanizados con pasta de buñuelos y fritos), así como los langos­tinos, con coco en el caso de la vatapá, en albóndigas o fritos con alubias rojas, y que se encuentran también en el xinxim de galinha (fricasé de pollo con cacahuate y mandioca).

La pastelería de esta región es muy reputada: cremas aromatizadas, pasteles de coco, de ciruelas pasas, yemas de huevo batidas con azúcar y bautizadas con nombres muy imaginativos (mejilla de ángel, saliva de muchacha, ojo de suegra…).

En el centro, como en Argentina, el plato típico es el churrasco y el queso fresco con confitura de guayaba, que se consume en cualquier momento del día.

En el sur, la cocina es más copiosa: menudos y tripas guisados, aves rellenas de frutas, y sobre todo un puré de alubias negras, mandioca y dados de panceta, que es el plato básico.

En cuanto a las frutas tropicales, innumerables, se consumen en todo el país.

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