Diccionario gastronómico

Miel

Sustancia dulce comestible que las abejas producen a partir del néctar de las flores y/o del mielato (rocío de miel, secreciones de los insectos que se nutren de la savia de las plantas) y que almacenan en los alveolos de los panales.

Según el origen floral y el momento de la recolección, la miel contiene de 17 a 20% de agua, de 76 a 80% de azúcares (glucosa, fructosa y otros azúcares, como la sacarosa), ácidos, proteínas, sales minerales (calcio, magnesio, fósforo y potasio), más abundantes en las mieles oscuras, pero prácticamente carecen de vitaminas. Su poder energético es superior al del azúcar, se tolera mejor y sus azúcares los asimila el organismo a la perfección.

La denominación “miel” corresponde a un producto extraído de los alveolos del panal mediante centrifugación, y luego decantado y depurado. Puede seguirle el nombre de la planta de origen cuando la miel procede esencialmente de sus flores (miel de lavanda, de acacia, de abeto, etc.), de una indicación topográfica (miel de montaña, de llano) o geográfica (miel de Auvernia, de Alsacia, etc.).

Se distingue entre mieles poliflorales, o “de mil flores” (que pueden ser producto de ensamblajes), y las mieles monoflorales, ob­tenidas básicamente de una sola planta. Su consistencia, sabor y color varía según las flores y la temperatura.

Se emplea en la pastelería: en el pan de especias, bizcochos, pasteles orientales, nougats, caramelos, etc. La miel de consumo doméstico cada vez es más apreciada. También se emplea en la cocina salada.

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