Diccionario gastronómico

Desecado

Uno de los procedimientos más antiguos de conservación de los ali­mentos. El desecado ralentiza la proliferación de los microorganismos, así como las reacciones de deterioro, pero modifica el aspecto de los alimentos, que pierden total o parcialmente el agua que llevan en estado natural. En general deben rehidratarse antes de emplearse.

Desde la época prehistórica se exponían al sol, antes de almacenarse, cereales, bayas, nueces y frutas.

Los indígenas norteamericanos secaban la carne de bisonte para preparar el pemmican. Actualmente ciertas carnes experimentan un desecado más o menos intenso, a veces asociado con el ahumado y el salado.

El desecado al aire y al viento se aplica al pescado, con frecuencia salado, tanto en Escandinavia como en Senegal o la India.

En cuanto al desecado de vegetales, se practica en muchas regiones del mundo desde tiempos inmemoriales. En Grecia se deseca la uva, en Turquía los chabacanos, en Irán y en España los jitomates, en Hungría el pimiento, y en todas las zonas rurales francesas se desecan frutas y verduras locales.

En el proceso industrial, la elección del procedimiento de seca­do depende de las características del alimento y de las ventajas que se buscan, además de la conservación. Con los métodos moder­nos se elimina una mayor proporción de agua, y se habla más bien de “deshidratación”.

El desecado, que se practica con facilidad a nivel doméstico, se puede hacer de distintas maneras.

  • Al aire libre, en un espacio interior ventilado (legumbres, bacalao salado) o en un secador, con cinta transportadora o de suspensión en una corriente de aire (legumbres).

  • En un horno de temperatura precisa (frutos secos).

  • En un secadero con atmósfera controlada, en el que la temperatu­ra y la higrometría disminuyen progresivamente (salchichones secos).

  • En una instalación a base de microondas sobre cinta transportadora (chips). 

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