La alimentación es una necesidad básica de todo ser vivo, tanto el reino vegetal, como el animal, todos necesitamos alimentarnos. El ser humano basa sus ingestas conforme a la disponibilidad de recursos, el entorno social y el ingreso económico. Sin embargo, muchas veces las poblaciones vulnerables tienen menor acceso a una alimentación nutritiva, constante y suficiente, es aquí cuando la seguridad alimentaria se ve comprometida.
¿Qué es la seguridad alimentaria?
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 1996 estableció que la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable. Desde los años 70 esta problemática empezó a posicionarse como una situación de importancia para organizaciones internacionales e instituciones gubernamentales, actualmente es un tema recurrente en cumbres y congresos de alimentación y derechos humanos de todo el mundo.
Algunos temas que resultan indispensables para abordar todas las dimensiones de esta situación son:
- la calidad de los alimentos
- los sistemas de cultivo y cosechas
- el almacenamiento de recursos e insumos
- el acceso a los medios de producción: la tierra, el agua, la tecnología y el conocimiento
- los accesos a centros de distribución de alimentos
- la condición higiénica de los insumos
Te puede interesar: La seguridad alimentaria en tiempos de COVID-19
Además, hay otros factores como la hambruna y el cambio climático, que afectan la seguridad alimentaria de algunas poblaciones.
Hambruna y el desperdicio de alimentos
La hambruna es el peor escenario de inseguridad alimentaria, siendo aquella situación en la que un grupo de personas enfrenta una escasez generalizada de alimento por un periodo indeterminado o prolongado. Los principales países que sufren de este problema son: Afganistán, Siria, Haití, República Democrática del Congo, Chad, Etiopía Malí, Nigeria, entre muchas otras naciones alrededor del mundo.
La ONU estableció en los Objetivos de Desarrollo Sostenible la meta de lograr para el año 2030 erradicar la hambruna mundial bajo la campaña “Hambre Cero”, estimándose que actualmente más de 700 millones de personas en el mundo padecen hambre. Sin embargo, el panorama no luce favorable para alcanzar dicho objetivo.
En el mundo hoy en día se producen los alimentos suficientes para alimentar de una forma digna y completa a la población global, sin embargo, es gracias a la mala distribución, la dificultad de acceso y, sobre todo, el desperdicio de alimentos que los insumos no logran llegar a las personas en vulnerabilidad.
El Índice de Desperdicios de Alimentos 2021, dio a conocer que en dicho año se produjo un desperdicio de alimentos de alrededor de 931 millones de toneladas, traduciéndose a toneladas de alimentos que fueron desechadas e inutilizadas. Se estima que fue un 17% de la producción mundial de alimentos el que terminó en la basura descomponiéndose.
Descubre más: Encarecimiento de alimentos por la guerra entre Rusia y Ucrania
Cambio climático y sobreexplotación de recursos
Las cosechas y cultivos dependen de los patrones climáticos, la fertilidad del suelo, la disponibilidad de agua y, por supuesto, la mano de obra y la tecnología disponible. Por ello, el cambio climático representa una gran amenaza para los cultivos y la calidad de vida de las comunidades agrícolas, ganaderas e incluso pesqueras y acuícolas.
En el Informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) del 2019, se estableció que la agricultura y la ganadería eran responsables del 23% de los gases de efecto invernadero generados en el mundo. Además, se detalla cómo actualmente usamos el 50% de la tierra libre de hielo para producir alimentos, mencionando que dentro de este porcentaje, el 25% del territorio se encuentra altamente degradado. Paradójicamente, la sobreexplotación del suelo y la deforestación que provoca el sistema agrícola y ganadero no logra erradicar el problema de seguridad alimentaria. Asimismo, la agricultura y ganadería están igualmente ligadas a problemas importantes de erosión y sequía.
Sería posible pensar que mientras mayor cantidad de alimento se genere habría un menor índice de hambruna e inseguridad alimentaria; sin embargo debido a la mala gestión, el desperdicio y la distribución inequitativa, estos problemas lejos de disminuir, han aumentado.
Todos estos factores son de suma importancia para entender cómo funciona y cómo se pueden tomar medidas para hacerle frente a la urgencia que presenta la inseguridad alimentaria en el mundo. Cuéntanos, ¿estabas familiarizado con este término? ¿Qué acciones crees que podamos tomar para mitigar sus efectos?
Por Samantha Mañón
Fuentes consultadas:
FAO, “Programa especial para la seguridad alimentaria”, (08/06/22).
ONU, “Hambre cero”, (09/06/22).
FAO, “Cambio climático y seguridad alimentaria”, FAO, (09/06/22).
Redacción, “La agricultura y ganadería generan un 23 % de los gases de efecto invernadero”, La Vanguardia, (09/06/22).
Paúl, Fernanda, “Las impactantes cifras que deja el desperdicio de comida en el mundo (y cuáles son sus efectos)”, BBC News, (10/06/22).