¿Por qué comemos? La comida más allá de la mesa

Alimentarse es una actividad compleja. A través de un sinfín de definiciones de alimentación, podemos concluir una cosa: alimento es el producto consumido para cubrir una necesidad fisiológica y cultural.

Sin embargo, además de alimentarnos con la finalidad de nutrirnos, también lo hacemos con el fin de satisfacer nuestro apetito y sentidos, de poner en práctica ciertas costumbres y de descubrirnos capaces de cocinar platillos tan sencillos o tan complejos como nuestras habilidades y accesorios de cocina lo permitan.

¿Por qué comemos?

Massimo Montanari, historiador y gastrónomo italiano, nos comparte que comer está delimitado por tres criterios culturales: la producción, la preparación y el consumo. El alimento, para ser consumido, tiene que ser producido, y se producen o cosechan sólo los que son necesarios para supervivir junto con aquellos que forman parte de la cultura de la población. El alimento, al prepararse, pasa por una serie de modificaciones fisicoquímicas, que gracias a un equipo de cocina cada vez más especializado, se han desarrollado técnicas culinarias que se heredan generación con generación. Los alimentos al consumirse se requieren de un sinfín de utensilios, normas de civilidad y, a la vez, se reafirman nuestras posiciones ideológicas.

En pocas palabras, comer comunica. La mayoría de los grupos sociales, comen y así transmiten mensajes, posturas políticas y hasta religiosas. Un ejemplo es la comensalidad etíope, donde los pobladores usan un proverbio que dice: “El que coma de tu plato jamás te traicionará. Compartir el plato o la mesa, no es un capricho, es una necesidad de convivencia.”

Ishige Naomichi, historiador cultural de la comida en Japón, nos comenta que comer es una actividad social que tiene la finalidad de estrechar los lazos entre las personas.

El lugar físico e imaginario de la cocina representa en sí las relaciones, justo porque la mesa expresa la comunidad y la relación entre los comensales, no es casualidad que las sillas tengan el mismo nivel. El ser humano al comer y cocinar en compañía afirma su condición de humano y comprende la existencia de los otros, es decir, la comida unifica lo individual y lo común.

Cocinar y los electrodomésticos

Los electrodomésticos de cocina también juegan un papel esencial al momento de unificar. A lo largo de la historia se han perfeccionado desde los molinos y prensas hasta los comales y cazuelas. Éstos nos han ayudado a acelerar los procesos en la cocina para poder disfrutar eso que tenemos en común, pero también a compartir la experiencia de elaborar recetas y aprender juntos.

Si los alimentos satisfacen a niveles fisiológicos, psicológicos y culturales; las cocinas, los electrodomésticos y utensilios nos acompañan en el descubrimiento de capacidades que desarrollamos al cocinar. El producirlos, prepararlos o consumirlos son parte de nuestra necesidad inconsciente de comunicar que todos tenemos algo en común que nos unifica. Comer y cocinar, en familia o entre amigos, nos estrecha en un fin común: alimentar nuestra alma. Así que no pierdas la oportunidad de comunicar con lo que prepares, todo el cariño que sientes.

Por Miguel Guzmán

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