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Atole de cascarilla o atole de cáscara
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Atole con la cáscara (o cascarilla) que envuelve la almendra del cacao, la cual se tuesta y muele para darle sabor, color y consistencia. Se consume en varios estados del país, donde recibe diferentes nombres. En Colima se prepara a base de de agua, masa de maíz, piloncillo y cascarilla; suele saborizarse con clavo. Se acostumbra en las verbenas, fiestas populares y novenarios. En Pátzcuaro y Janitzio, Michoacán, lo llaman atole de chaqueta. Se hace con agua, masa de maíz prieto, piloncillo y cascarilla. Es una bebida de tono negro. En Jalisco y Querétaro lo conocen como atole de cáscara, y es similar al de Michoacán. Especialmente en Zacoalco de Torres, Jalisco, los nahuas lo acostumbran como parte del desayuno en las bodas tradicionales.
Atole o atol
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Atole con la cáscara (o cascarilla) que envuelve la almendra del cacao, la cual se tuesta y muele para darle sabor, color y consistencia. Se consume en varios estados del país, donde recibe diferentes nombres. En Colima se prepara a base de de agua, masa de maíz, piloncillo y cascarilla; suele saborizarse con clavo. Se acostumbra en las verbenas, fiestas populares y novenarios. En Pátzcuaro y Janitzio, Michoacán, lo llaman atole de chaqueta. Se hace con agua, masa de maíz prieto, piloncillo y cascarilla. Es una bebida de tono negro. En Jalisco y Querétaro lo conocen como atole de cáscara, y es similar al de Michoacán. Especialmente en Zacoalco de Torres, Jalisco, los nahuas lo acostumbran como parte del desayuno en las bodas tradicionales.
Chocolate
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Bebida de origen prehispánico hecha a base de cacao disuelto en agua o leche, que se sirve caliente con bastante espuma. En la época prehispánica el cacao se molía y se mezclaba con vainilla y flores, como la flor de mayo y la flor de oreja. Con el paso de los siglos y la fusión de ingredientes autóctonos con los de otras latitudes, el cacao se convirtió en lo que hoy se conoce como chocolate. Actualmente la combinación más común es la de cacao, azúcar, canela, almendra y vainilla.
Acerca del origen de la palabra existen diversas interpretaciones. La más difundida dice que deriva del náhuatl xococ, agrio, o xocolia, agriar, y atl, agua, o sea bebida agria. También suponen algunos que puede derivar del maya chokol, caliente y agua. De cualquier manera, el nombre siempre refiere a una bebida hecha con cacao que se le llamaba chocolatl o xocolat. Desde la época prehispánica hasta nuestros días, los habitantes del mundo entero han quedado fascinados con el chocolate.
Existen muchos datos históricos, anécdotas, historias y leyendas en torno a su sabor y efectos. En tiempos precolombinos la bebida se tomaba a temperatura ambiente, era espumosa y se bebía principalmente con fines rituales. Entre los mexicas, sólo los nobles y los grandes guerreros tenían derecho a consumirla sin permiso alguno, mientras que el resto de la población sólo la tomaba en ciertas ceremonias, pues ingerirla sin licencia podía costarles la vida. Por eso se llamaba yollotlieztli, que quiere decir precio de sangre y corazón. Era una bebida sumamente importante porque proporcionaba energía sin embriagar. La forma de prepararlo era tostando las semillas y moliéndolas en el metate previamente calentado con brasas; posteriormente se le agregaba vainilla y se diluía una porción en agua, batiéndola hasta que se enfriaba. Se endulzaba con miel de abeja pipiola.
Cuando Hernán Cortés, en 1528, llevó el chocolate a España, se guardó el secreto durante un siglo. Pero en 1606 un florentino volvió de España con tablillas de chocolate, entonces, de Italia pasó a Austria y en 1615 Luis XIII lo llevó a Francia. A mediados del siglo XVII, María Teresa de Austria, consorte de Luis XIV, puso de moda la bebida en Europa. En 1650 comenzaron a aparecer chocolaterías en Holanda y Alemania y en 1697 apareció la primera en Londres, instalada por un francés. En 1700 se agregó leche a la bebida. En 1728 apareció en Bristol, Inglaterra, la primera fábrica chocolatera; poco después seguirían Francia y Alemania.
En 1828, en Holanda, se fabricó por primera vez el chocolate en polvo y en 1876 se mezcló con leche. En 1882 Van Houten inventó una máquina que extraía el aceite color ambarino (manteca de cacao) y un polvo que pronto se conocería con el nombre de cocoa. En 1902, en Suiza, se aplicó el viejo principio maya que dice que “entre más molido, más suave” y se inventó una máquina a base de rodillos que permitían moler el cacao por más de 12 horas sin parar. Con ello, resultaba una pasta sedosa y casi líquida, la cual conocemos hoy en sus diferentes formas.
Desde tiempos prehispánicos, el chocolate se ha considerado como “el oro dulce del mundo”. De regreso a nuestro continente, durante la Colonia se generalizó su consumo y se convirtió en la bebida predilecta de frailes y damas de la sociedad, quienes inventaron las mancerinas para beberlo, las cuales eran tazas pegadas a un plato pequeño. Las mancerinas debían su nombre al virrey marqués de Mancera.
El chocolate también se tomaba en los conventos, razón por la que en esa época muchas mujeres y hombres del pueblo tomaban los votos de la Iglesia con tal de poder disfrutar tan deliciosa bebida. Cuando las autoridades eclesiásticas prohibieron su consumo por lo caro que resultaba, hubo una gran deserción conventual. También durante esta época en Chiapas, las mujeres bebían jícaras de chocolate argumentando que eran muy largas las misas y ellas eran débiles para aguantar todo el rito. El obispo Bernardino Salazar prohibió esta costumbre y las protestas no se hicieron esperar; criollos y españoles por igual iban a misa a los conventos, donde sí podían beberlo, hasta que el obispo obligó a todos a asistir a la catedral. Pero unos días después, Salazar enfermó de repente y murió ocho días después, presumiblemente envenenado con una taza de chocolate puro.
Las descripciones de esta bebida fueron un tema recurrente entre los cronistas novohispanos. En los archivos de la Real Hacienda de Oaxaca se conservan documentos que prueban que, desde el siglo XVII, el chocolate se manufacturaba y se empacaba de manera comercial para ser enviado a Europa. Todo parece indicar que éste fue el primer producto que México exportó con carácter comercial. Es importante aclarar que en México el chocolate siempre se concibió como una bebida y no como golosina; ésta es una de las razones por la cual en nuestro país nunca se desarrolló un buen chocolate como golosina, además de que la técnica para transformarlo se perfeccionó en tierras europeas.
En la actualidad, en Oaxaca se prepara primordialmente con agua. Este estado es el gran heredero de esta bebida y conserva mayor tradición en su manufactura y consumo. Se hace por igual artesanalmente en metate o en molinos eléctricos con engranajes de piedra. No se bebe en jarro; el agua caliente se mete en una jarra de barro junto con el chocolate quebrado, luego se bate con molinillo para lograr mezclar y generar espuma. El chocolate con abundante espuma se trasiega a recipientes muy particulares que son tazones de cerámicas boquianchos, ligeramente cónicos, hechos expresamente para poder sopear el pan. Los panes más comunes son el pan de yema, pan resobado y marquesote. El primero se consume principalmente en la región de los Valles Centrales.
Muchas comunidades indígenas todavía siguen utilizando las flores de mayo y la guie xoba o de istalsúchitl para perfumar y aumentar la espuma de la bebida; sin embargo, actualmente la mezcla más común de la bebida consiste en cacao, azúcar, almendra y canela.
Técnicamente la mezcla es: 1 kilo de cacao por 2 de azúcar, 150 gramos de almendra y un poco de canela aunque, al gusto del comprador, las proporciones pueden cambiar debido a que la gran mayoría del chocolate que se expende se mezcla en el momento o por encargo. No es extraño que el comprador lleve a su casa el chocolate todavía líquido y caliente, donde decidirá qué forma le dará para conservarlo: en una sola pieza para partirlo poco a poco, en bolitas de unos 3 cm de diámetro o barritas de 10 cm de largo por 1 de ancho aproximadamente. Cada bolita o barrita corresponde a la porción exacta de una taza individual. Se consume con agua, pero los preparados con leche no son extraños.
Hasta épocas recientes existía la costumbre de tomar chocolate a media tarde, preparado con agua, bien espeso y acompañado con pan de manteca. Antaño era común beberlo en tertulias, bailes y tardeadas. El anfitrión solía servirlo acompañado de soletas, bizcochos y copitas de algún licor dulce como las mistelas de anís, de cereza o de rosa. En Chilapa, Guerrero, tiene forma de barra o puro; la mezcla incluye cacao, azúcar, canela, almendra, pan fino, yemas de huevo y azúcar. En Tabasco suele incluir cacao, azúcar, canela y, a veces, almendras. Se pueden encontrar barras de muchas formas, desde tubulares y pastillas hasta pequeños tabiques. Casi siempre es muy aromático.
Es importante recordar que en Comalcalco, al igual que en varias regiones de Chiapas, se encuentran las principales productoras de cacao. De hecho, todo el cacao que se consume en Oaxaca para hacer chocolate proviene de estas dos entidades. En Michoacán existe también una gran tradición de manufactura y consumo de chocolate. La forma de prepararse es similar a la oaxaqueña aunque hay una marcada preferencia por utilizar el cacao tostado y pelado, debido a que la cáscara es muy preciada para hacer otra bebida a la que llaman atole de cascarilla o chaqueta. Pero en ciudades de diferentes partes del país hay una marcada preferencia del chocolate con leche; de hecho el preparado con agua es casi inexistente. Se conocen varios estilos de preparar chocolate.
Principalmente en cenadurías y churrerías se ofrece el chocolate a la española, a la francesa y a la mexicana. Casi siempre se utiliza el chocolate de metate o en tablilla para su elaboración. Es una pasta de consistencia muy firme en la que está mezclado el cacao tostado y molido (tradicionalmente en el metate) con ingredientes como azúcar, canela y almendra, que varían según la región. Lo mismo ocurre con las formas de presentarlo, que pueden ser pastillas redondas, puros, bolas o pequeños tabiques, aunque las más frecuentes son las dos primeras.
Actualmente la forma de pastillas se produce en las compañías chocolateras para la venta de chocolate macizo, pero gozan también de gran fama las que se fabrican de manera artesanal en Tabasco, Oaxaca, Chiapas y Michoacán, entre otros estados. También son conocidas como barras de chocolate, chocolate para atole, pastillas de chocolate y chocolate macizo. En cualquiera de los casos, los ingredientes siempre se muelen finamente y se diluyen en agua o leche para preparar bebidas.
Michoacán
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Estado ubicado al oeste de la república mexicana; limita al norte con Jalisco y Guanajuato, al noreste con Querétaro, al este con el Estado de México y Guerrero, al sur con Guerrero y el océano Pacífico y al oeste con Colima, Jalisco y el océano Pacífico. Michoacán fue fundado el 22 de diciembre de 1823 y su capital es la ciudad de Morelia; se encuentra dividido en 113 municpios, los cuales se pueden agrupar en seis regiones: Costa, Sierra Madre del Sur, Tierra Caliente, Balcones, Eje Volcánico y Bajío.
Una de sus características más destacables es su diversidad natural, que se traduce en una amplia variedad de climas, vegetación, fauna y calidades de suelo que influyen en la gran variedad de actividades económicas, particularmente las agrícolas, industriales, comerciales, turísticas y pesqueras, así como en la alimentación. Cabe destacar que los sectores agropecuario y pesquero contribuyen con 11% al producto interno bruto (PIB) estatal, y ocupan a 37% de la población económicamente activa (PEA). Entre los principales cultivos de la zona y en los que la entidad ocupa los primeros lugares de producción nacional están: el aguacate Hass, el melón, la guayaba, la fresa, el limón, la cebolla y el jitomate.
En cuanto al sector pesquero, tiene el primer lugar nacional en la captura de charal, y se encuentra entre los primeros lugares en captura de mojarra y carpa. Las tradiciones y costumbres populares michoacanas son producto de la convivencia de las culturas purépecha, nahua, mazahua y mestiza, esta última desarrollada con una fuerte influencia española, y con aportaciones africanas y asiáticas. En la actualidad habitan en la región nahuas, otomíes, mazahuas y purépechas; siendo estos últimos los más importantes de acuerdo con el número de habitantes.
Michoacán es conocido como la tierra de los purépechas, y efectivamente su presencia ha sido siempre de gran importancia en la cocina del estado, junto con elementos de la actual cocina mestiza: muchos de los nombres, usos e ingredientes purépechas originales sobreviven y gozan de un gran arraigo entre la población. Algunos ejemplos de platillos y preparaciones de origen purépecha son: acahpatas, atápacua, chanducatal, chúripo, cuinichos, cuiripeta mascuni, máscuta, minguichi y urhite; en cuanto al de los tamales tenemos: aguacatas, chapatas, charicurindas, cuiripeta hauacucata y tamales de zarzamora.
Las gorditas purépechas, ichúscutas, toqueras y yururichúskutas son un alimento importante para comenzar el día, así como la gran variedad de atoles, llamados kamata en lengua purépecha, entre los que encontramos el cahuax kamata, el kamata urápiti, el kamata charhíkuarh, el kamata turhípiti y el sharhí kamata, entre otros. Por otro lado, se puede mencionar una serie de ingredientes que caracterizan la cocina michoacana como el acúmara, el ajolote, el capulín, los chacales o chicales, los charales, el chile Morelia, el chocolate, el chorizo, la crema y el jocoque, que se elaboran en los ranchos, la gallareta, el pescado blanco, el queso Cotija, adobera y sierra, el nurite y el zapote prieto; además del aguacate, el limón y el melón, que se producen para consumo nacional y para exportar.
Se consumen además varios insectos como las avispas, el chapulín, el gusano cupiche y la mariposa Monarca. En la entidad se prepara una gran diversidad de antojitos y platillos regionales: como los aguacates rellenos de jaiba, el ajiaco, la aporreada, la carne apache, la carne de cerdo con uchepos, el cabrito en su sangre, una gran variedad de chilaquiles, las enchiladas de nata, las enjococadas, los frijoles puercos, las gorditas dulces, los hongos con vino, el michmole, la morisqueta, la moronga y la rellena de pollo, las pacholas, las patas de puerco, los peroncitos de la emperatriz, el pipián, el pollo en cuñete, el pollo placero acompañado con enchiladas placeras, las quesadillas de camarón, las raspadas, el revoltijo, los tacos chinacos, los tacos de flor de calabaza, el tatemado, las verduras en escabeche y el xembechakua.
No se puede dejar de mencionar las famosas carnitas, que compiten con las mejores de otras regiones de México. Como en otras entidades, en Michoacán los moles son platillos festivos. En distintas comunidades se preparan con salsas complejas, espesas y oscuras, o de tono más rojizo, en las que se combinan diferentes tipos de chiles y especias; se consume también con frecuencia el mole verde. Entre los caldos y sopas que se preparan en Michoacán destacan especialmente la birria, el bote, el caldo de acúmara, el caldo de camarón seco, el caldo michi, la chegua, la olla podrida, el puchero, la sopa de hongos, la sopa de uchepos, la sopa seca de corundas y la sopa tarasca. Los pozoles también son importantes; los más representativos son el pozole de elote, el pozole rojo, el de trigo y el pozolillo.
Las corundas y los uchepos son tamales muy famosos, pero no son los únicos: entre los tamales dulces y salados del estado encontramos corundas de ceniza (tamales de ceniza), tamales agrios, canarios, de acelgas, de almendra, de cazuela, de cazuela de elote, de elote y miel, de espiga, de flor de calabaza, de harina y nacatamales de carne y de dulce. Las salsas son indispensables como acompañantes de muchos platillos, se preparan cotidianamente con todo tipo de chiles y otros ingredientes como la chimpa, la salsa de chile de árbol seco, la salsa de chile pasilla y la salsa verde.
Michoacán es un estado donde se consumen múltiples variedades de atoles, además de los de origen purépecha mencionados, algunos son el atole agrio, prieto, de anisillo, de cajeta, de cascarilla o de chaqueta, de elote, de granillo o de grano, de guayaba, de mezquite, de puzcua, de zarza, de zarzamora, de sagú, de tamarindo y el chileatole. Las bebidas que se acostumbran diariamente o durante los festejos son el aguamiel natural y curado, el aguardiente de caña, el amargo, la charanda, el charape, la garapiña, el tepache, el urapi, el zendechó y varios tipos de vino de frutas.
Existen muchos dulces y postres tradicionales, como los achicaladitos, el alfajor, el ate, los buñuelos, la cajeta, la cajeta de requesón, el camote tatemado, la capirotada, los chongos zamoranos, el condumio, el cortadillo, la crema imperial, el dulce de cacahuate y de camote, las frutas en tacha, las michoacanas, las morelianas, la palanqueta, el pastel de almendras y limón, las peras alegría, la piña quemada, las toreadas de piña y leche, los torreznos, el turrón de frutas secas y las yaguatas.
Mención especial merecen las nieves, de las que existen una gran variedad de sabores como: guanábana, melón, pasta, zapote prieto, y de prácticamente cualquier otra fruta. Por último, es importante mencionar que en la entidad se prepara una gran variedad de panes típicos, dulces y salados, así como panes caseros como las frutas de horno, las hojarascas, los polvorones de fruta de horno, los kuinichos y el pan de natas.