Se dice de una pasta que, bajo la acción de un agente fermentador (masa madre, levadura, polvo para hornear), aumenta de volumen. Es preciso dejarla en un lugar tibio (de 25 a 30 °C), al resguardo de las corrientes de aire, a fin de favorecer la fermentación. Una pasta de brioche o de pan poco crecida es pesada y no se airea. Si está demasiado crecida, se vuelve ácida.