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Bullabesa
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Plato de pescados hervidos y aromatizados de la cocina provenzal, en particular de Marsella, pero del que existen numerosas variantes.
En su origen, la bullabesa era un plato de pescadores, cocinado en la playa al regresar de la pesca en un gran caldero que se colocaba sobre una hoguera, y compuesto por los pescados que no podían venderse en el mercado, como la escórpora (indispensable en una auténtica bullabesa), que prácticamente solo se consume de esta manera. A menudo se añaden crustáceos y moluscos: santiaguiños, mejillones, pequeños cangrejos (la langosta es un refinamiento urbano). Además del aceite de oliva, la pimienta y el azafrán aromatizan esta preparación, así como un trozo de piel de naranja seca.
La auténtica bullabesa debe prepararse con peces de roca, pescados con caña (son más sabrosos que si se pescan con red) justo antes de la cocción. El pescado y el caldo se sirven separados. Éste se vierte sobre rebanadas de pan casero seco (en Marsella se hace con un pan especial llamado marette).
Pero también se puede acompañar la bullabesa con picatostes frotados con ajo, salsa rouille, parmesano, e incluso jitomates secos y una ensalada de oruga. La cocina provenzal propone otras sopas de pescado. En Martigues, donde la bullabesa se sirve con papas (cocidas aparte), se prepara una bullabesa negra (con sepias y su tinta).
Las bullabesas de sardinas y de bacalao también son típicas, así como la bourride de Sète y el revesset de Toulon. A veces se añade vino blanco al caldo. Varias regiones del litoral francés poseen, asimismo, su preparación de pescados en sopa: la bouillinada del Rosellón, la cotriade bretona, la chaudrée de Charentes (que ha dado lugar al chowder norteamericano), la marmite de Dieppe, el waterzoï flamenco o el ttoro vasco.
Azafrán
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Planta bulbosa de la familia de las iridáceas, cuyos estigmas proporcionan una especia de renombre en forma de filamentos (hebras) pardos secos o bien de polvo amarillo-anaranjado y de olor picante y sabor amargo. El azafrán es originario de Oriente y fue introducido en España por los árabes. El de mayor prestigio es el de La Mancha, aunque también se cultiva en Italia, Grecia, Irán y América del Sur. Se precisan 60,000 flores para proporcionar 500 g de azafrán, lo cual explica su elevado precio y la aparición de sucedáneos como el alazor (o azafrán bastardo) o la cúrcuma (o azafrán de las Indias).
En la Antigüedad y en la Edad Media, el azafrán desempeñaba una triple función: culinaria, mágica y terapéutica. Muy empleado en cocina hasta el Renacimiento como perfume y colorante, cayó en desuso en el siglo XIX. En la actualidad ocupa todavía un lugar de honor en muchas especialidades nacionales, sobre todo en la bullabesa, el curry, la paella y el risotto, así como en la cocción de los mejillones, de las carnes blancas y de las tripas. En los postres se utiliza como perfume.
Rubio
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Denominación usual de diversos peces de la familia de los tríglidos, muy difundidos en las costas europeas. Todos los rubios presentan un cuerpo cilíndrico, una cola ahusada y una gran cabeza acorazada con placas óseas y poseen un morro alargado y una boca ancha.
Miden de 20 a 60 cm de longitud, pesan de 100 g a 1,2 kg, y se distinguen sobre todo por su color: el perlón (o bejel) tiene el reverso de la aleta pectoral azul; el rubio gris es de color gris-pardo; el rubio rojo (y el salmonete rubio) y el rubio lira (o garneo) van del rosa al rojo, con el vientre más claro. Su carne sin grasa es blanca y firme, a veces algo insípida. Se comen cocidos, en sopa o en bullabesa, siempre limpiados con cuidado, con las aletas cortadas. También se pueden cocer al horno e incluso a la parrilla.
Rouille
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Salsa de la cocina provenzal, cuyo color similar al del óxido (rouille, en francés) se debe a la presencia de pimiento seco, y a veces de azafrán. El pimiento seco se pica con ajo y miga de pan, o puré de papa y luego se deslíe con aceite de oliva y caldo. La rouille acompaña a la bullabesa, a los pescados hervidos o al pulpo. Se le puede añadir jugo de limón y el hígado de un pescado.