La salsa roja de tomate, o salsa roja de jitomate, recibe diferentes nombres y pequeñas variaciones en distintas regiones del país.
En la Ciudad de México se le llama “salsa ranchera” y es común en restaurantes y cafeterías; aunque no es tan picante, se sirve para que la gente la coma con pan o totopitos como botana; también se añade a cualquier alimento.
Con esta misma salsa se hacen otros platillos, como los huevos rancheros.
En los estados del sureste es muy común ponerla en los antojitos y, sobre todo, para salsear tamales regionales. Hay una salsa sumamente parecida llamada “chiltomate”.
Una receta tan popular como ésta puede tener muchas variantes, algunas cocineras prefieren asar los jitomates en lugar de cocerlos en agua. También hay quien no licua la cebolla y la deja rebanada para que destaque en la salsa. La versión que aquí se describe es la más común actualmente. Se conserva hasta 5 días en refrigeración.