Su origen
El pozole parece haber sido, durante la época prehispánica, un platillo ceremonial destinado a las festividades religiosas. Según Fray Bernardino de Sahagún, autor de la Historia General de las Cosas de la Nueva España, éste se preparaba con la carne de los guerreros vencidos durante las ceremonias en honor al dios Xipe Tótec, la cual era llamada Tlacaxipehualiztli, es decir, fiesta del desmembramiento.
El maíz de cacao
El maíz pozolero, mejor conocido como cacahuacintle, se llama así debido a que su tamaño se asemeja al de un grano de cacao. De hecho, su nombre en náhuatl cacahuacintli se compone de dos vocablos: cacahuatl que significa cacao y centli, maíz.
Para los patrióticos y para todos
En México tres pozoles son los clásicos: el blanco, al que no se le adiciona ingredientes molidos; el rojo, que es elabora con un molido de jitomate y chiles secos, y el verde, que tiene tomates y diversas hierbas molidas. Sin embargo, hay un sinfín de variantes, tal como el pozole de camarón, de langosta, de trigo, entre otros.
Un pozole singular
En el Foro Mundial de Gastronomía Mexicana celebrado en 2017, la cocinera tradicional Patricia Acevedo Pacheco presentó el pozole de camahua, típico de Chilpancingo, Guerrero. Dicha preparación, tiene la particularidad de elaborarse con maíz camahua y granos de frijol.
Jueves pozolero
La tradición que tienen algunos restaurantes de ofrecer pozole los días jueves, nació en Guerrero. Se cuenta que esta preparación tradicionalmente se elaboraba en su versión blanca los días miércoles, y como sobraba demasiado, se le añadía mole verde para ofrecerlo el siguiente día como un platillo diferente.
Bien equilibrado
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, el pozole es un platillo saludable si se consume un tazón mediano (entre 90 y 100 g) con todos los vegetales y sin los añadidos con los que suele acompañarse, como el chicharrón, la crema, las tostadas, así como otros antojitos.