El jitomate: un fruto icónico y mexicano

La palabra jitomate viene del náhuatl xitomatl, de xictili, que significa “ombligo”, y tomatl, “agua gorda”. El fruto que denominaban “ombligo de agua gorda” es popular en el territorio mexicano pues se adapta a diferentes tipos de suelo y clima. Esta característica, lo hace fácil de cultivar y que tenga distintas variedades en el mundo.

Jitomate mexicano: intercultural y saludable

De acuerdo con la SAGARPA, es originario de Sudamérica, pero México prehispánico fue el territorio donde se domesticó. El libro Historia general de la Nueva España, narra cómo Cortés los probó en un guisado de guajolote con chile y jitomates. Pues además de utilizarlos en preparaciones, nuestros antepasados utilizaban este fruto para pagar impuestos. Posteriormente a la conquista de Tenochtitlán, el jitomate llegó al Viejo Mundo después del siglo XVI. Al ser un vegetal poco conocido se consideró como un exotismo. En esos tiempos este fruto fue denominado en Francia como pomme d’amour (manzana del amor) y pomo d’ oro (manzana de oro) en Italia. Hasta el siglo XVII, empezó a ser parte de la culinaria europea y pasada la Primera Guerra Mundial, el cultivo de jitomate se extendió por toda América.

Actualmente, es utilizado para cientos de preparaciones y en distintas geografías. Se come fresco en una ensalada capresse o en puré en la clásica salsa bolognesa. Su versatilidad y el uso en las cocinas del mundo, lo convierten en un básico de nuestro refrigerador y por qué no, nuestra salud. Lo anterior se debe a que contiene minerales como calcio, fósforo, potasio y sodio, y vitaminas como A, B1, B2 y C. Tiene propiedades medicinales, funciona como antiséptico, diurético, laxante y desinflamatorio. Además, sus altos niveles en licopenos hacen al jitomate, un producto rico en antioxidantes.

Las tres variedades de jitomates

Jitomate cherry

Su tamaño es un poco más grande que el de las cerezas, y es justo de ahí de donde proviene su nombre. Los jitomates cherry crecen en ramilletes de hasta 20 piezas, y debido a su pequeño tamaño y sabor dulce, se utiliza comúnmente para entradas o guarniciones. Está compuesto 95% de agua, aporta vitaminas C, E y A, y además tiene cualidades antioxidantes. Existen otras variedades similares como los jitomate pera, cuya forma es más alargada, o los amarillos que son aun más dulces que los rojos.

Jitomate corazón de buey

Aunque éste no es tan popular en México, se puede llegar a conseguir en verano en mercados muy grandes como la Central de Abastos de la Ciudad de México. Su piel es muy fina y casi no posee semillas, es tan grande que incluso puede llegar a pesar hasta medio kilo. Son frutos muy delicados que requieren mayor cuidado, por lo que su producción es complicada y su adquisición costosa. Se cosecha en países europeos como Francia, Italia y España.

 

Jitomate corazón de buey

Jitomate corazón de buey

Jitomate raf

Esta variedad fue obtenida por selección artificial, gracias a una plaga de hongos que afectaba los cultivos de jitomate de Almería en España. Con el tiempo se desarrolló el jitomate tipo raf que significa “resistente al fusarium”, que era el tipo de hongos que había dañado el cultivo. Tiene una forma irregular sin perder su redondez. Este jitomate se caracteriza por su color verde oscuro y por poseer un sabor dulce. Se cultiva en España, pero se distribuye en muchas partes del mundo.

El jitomate es un producto de gran valor en el mundo, pues su versatilidad lo ha llevado a tener distintas variedades. A continuación, te compartimos una receta para que aproveches al máximo este fruto.

Por Gabriela Vázquez

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