El machismo en el ámbito gastronómico: un secreto a voces

Los casos de acoso y abuso sexual en los restaurantes de México (y el mundo) son alarmantes. Las mujeres que laboran en el ámbito restaurantero no se sienten seguras, y no sólo por el acoso y el abuso, pues existen otras maneras en las que se vive la desigualdad de género en estos ambientes.

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México es uno de los peores países para ser mujer, eso indica un estudio realizado por la Fundación Thomson Reuters. De 19 naciones industrializadas, México tiene la posición número 15, dejándola muy por debajo de países como Francia o Estados Unidos los cuales ocupan el quinto y sexto lugar respectivamente. En este estudio, se contemplan categorías como educación, acceso a la salud, oportunidades de trabajo y violencia, categorías alarmantes y en donde estos países muestran una enorme deficiencia. 

Recordemos que apenas hace 68 años que a las mujeres se les concedió el derecho a votar. Asimismo, desde el porfiriato ya no se impide frontalmente el ingreso de las mujeres a la educación superior mientras el área de especialización sea “femenina”, estudios como secretaria, docente, entre otros, eran las únicas opciones. Actualmente las mujeres representan casi un 50% de los estudiantes universitarios, sin embargo, aún se encuentran en desventaja en el campo laboral.

 

El rol femenino en la cocina 

Históricamente, la mujer ha estado siempre frente a un fogón. Se especula que desde la prehistoria las mujeres cumplían el rol de recolectoras y, posteriormente, se vieron encargadas de la domesticación de la flora y la fauna. En otras palabras, es probable que la mujer diera inicio a la agricultura y ganadería. Sin embargo, la realidad es que si bien la mujer ha estado siempre al frente de las cocinas domésticas, la cocina como ámbito profesionalizado e institucional siempre ha sido dominada por el hombre y perdura así hasta la fecha de hoy. 

El historiador Carlos Azcoytia en “Mujer y gastronomía: El enigma de la Cenicienta” investiga los orígenes de esta indignante situación. En esta obra, el autor visibiliza la poca información existente donde se dignifique el trabajo de la mujer en la cocina, comenta que sin la determinación femenina, los núcleos sociales y familiares probablemente no hubiesen prosperado.  

De tal forma, llegamos al paradigma: la historia de la humanidad señala que las mujeres procuraron darle una alimentación variada y nutritiva a su comunidad durante siglos, ¿pero actualmente se les niegan los puestos más altos en una cadena de mando en los restaurantes? Parece un poco contradictorio. 

 

Las mujeres en el medio culinario

¿Has escuchado la frase: «El lugar de la mujer está en la cocina»? Pues, al parecer este comentario machista únicamente invita a continuar el legado doméstico, excluyendo completamente la carrera profesional de la mujer en una cocina formal.  

Azcoytia expone la hipótesis de que la “sacralización del alimento” dio pie a que socialmente la alimentación creada por el hombre tenga un estatus de superioridad e intelectualidad en el que se excluye a la mujer. En otras palabras, en el momento en el que el hombre se reconoce como el legítimo representante de Dios y comparte alimentos sagrados, crea un desaire a la alimentación doméstica, catalogada como no-intelectual. Por lo tanto, es el único lugar que se le cede a la presencia femenina y así se explica el por qué de la situación actual, situación que no cambia a pesar de avanzar todos los días con más tecnología de punta. 

Resulta evidente la desigualdad de ofertas laborales en el ámbito gastronómico, pero no es el único rubro en inequidad. La cuestión salarial también es bastante tangible, ya que se especula que las mujeres ganan 28% menos que los hombres en los mismos puestos de cocina. 

Asimismo, las chefs que logran posicionarse en este complicado territorio tienen menor reconocimiento en listas o premiaciones como lo son la Guía Michelin o The World´s 50 Best; y mucha menor difusión en medios gastronómicos y redes sociales en comparación con la contraparte masculina. 

 

El machismo en la gastronomía

Las mujeres aún conservan la figura principal en las tareas domésticas (incluida por supuesto la cocina), pero solo cerca del 18% de los restaurantes alrededor del mundo son liderados por una mujer y, dentro del equipo de trabajo de un restaurante, sólo alrededor de un 40% son cocineras. De todas las mujeres que laboran en cocina y logran hacerse de un reconocido lugar en este rudo ambiente, se estima que alrededor del 70% han sido acosadas o violentadas sexualmente. Ésta es una cifra enorme, se resume en 7 de cada 10 mujeres que trabajan en restaurantes.

La cruda realidad está en la desestimación de cualquier intento de denuncia y, por el contrario, se suele proteger al agresor y dificultar la estabilidad física y mental de la víctima, llegando inclusive a forzar un despido o renuncia. Los restaurantes en cuestión nunca aceptan ningún tipo de responsabilidad o acompañamiento con las víctimas. Esta problemática ha estado ocurriendo por debajo del agua durante muchísimo tiempo en México y el mundo. Esta forma de machismo está presente en la cultura nacional de una forma tan arraigada y normalizada, que nuestros usos y costumbres suelen perpetuar la protección y comodidad del hombre, y a su vez señala y vulneran a la mujer.  

Basta con echar un vistazo al burocrático y arcaico sistema para denunciar legalmente cualquier tipo de violencia contra la mujer. Un sistema en el cual rara vez se logra hacer justicia y que, durante su proceso, se humilla y desmotiva a la víctima a cada paso. 

En ese sentido, las mujeres son sometidas al juicio constante de cómo lucen, la ropa que usan, los lugares y personas que frecuentan, si quieren ser madres o no, si son solteras o si mantienen una relación, si cumplen los estándares de belleza, si salen de noche, si pueden rendir lo mismo que un hombre, si son suficientemente buenas en su profesión.  

¿Cuándo a un hombre se le hacen las mismas preguntas con una notable inclinación peyorativa motivada únicamente por su sexo? Nunca. Y es por eso que el movimiento feminista toma mayor fuerza año con año, pues es evidente que la única manera de lograr esos cambios es buscarlos activamente y luchando por ellos. 

En años recientes se ha observado un incremento en la difusión de casos de acoso y violencia de género, principalmente en redes sociales. Sin embargo, hace falta mucho por hacer, las cifras van en aumento y parece que la ley y la protección a los derechos de la mujer en este país son inexistentes. Por lo tanto, es urgente continuar en esta lucha por poner un alto a esta intrincada red de violencia sistemática contra la mujer, tanto fuera como dentro de las cocinas del mundo.  

Y si eres mujer y estás leyendo esto, no estás sola. 

Por Samantha Mañón 

Fuentes consultadas: 

Michelle, López, “Tenemos que hablar del acoso en la industria restaurantera”, Gourmet de México, (02/03/22). 

Expansión, “México es uno de los peores países para ser mujer, según un estudio”, Grupo Expansión, (03/03/22). 

Redacción La opinión, “70% de las mujeres que trabajan en restaurantes han sido acosadas sexualmente”, La opinión, (03/03/22). 

Animal gourmet, “Más mujeres en las cocinas de los restaurantes y en la industria gastronómica, por favor”, Animal político, (02/03/22). 

Carlos, Azcoytia, “Historia de la mujer en la gastronomía”, Historia de la cocina y la gastronomía, (02/03/22). 

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