Aunque es común encontrarlos en tiendas de abarrotes y loncherías, el capitalino prefiere comerlos directo de la cesta que viaja amarrada a la bicicleta del taquero. Los tarros de salsa que le acompañan contienen verde o roja y son tan bravas que conviene llegar con agua en mano.
San Vicente, en el estado de Tlaxcala, es famoso por ser el lugar de origen de este antojito; incluso, en el municipio le rinden un tributo –desde hace 13 años– al taco de canasta con la Feria del Taco de San Vicente Xiloxochitla, que se celebra el primer domingo de diciembre.
Como los capitalinos no se podían quedar atrás, adoptaron este platillo para ofrecerlo en cada rincón de la ciudad, a precios accesibles y para todo aquel que tiene prisa y ganas de un bocado cargado de sabor.
La señora Ofelia Ríos vende tacos de canasta desde hace 18 años en la Facultad de Filosofía y Letras, en Ciudad Universitaria. Para ella, este oficio ha sido gratificante pues, asegura, le ha permitido sacar adelante a sus tres hijos.
“Me levanto todos los días a las cuatro de la mañana a preparar los tacos; los guisados los tengo ya hechos desde una noche antes porque son tardados, por ejemplo, pelar las papas, poner a cocer los frijoles y freírlos, y hacer el chicharrón prensado, pero ya me acostumbré”, asegura.
La competencia es dura; frente a ella hay un joven que también vende tacos, y entre cada facultad, ronda más de un vendedor en su bicicleta acechando a su próxima víctima.
“La ventaja de mis tacos es de que además de ser ricos, llegan (a la facultad de Filosofía y Letras) sin falta de lunes a viernes; ellos a veces no vienen y no saben ni cómo se hacen, los consiguen en un barrio de Xochimilco, donde los preparan otras personas”, afirma la señora Ofelia.
Preparación
Para la preparación se necesitan los guisados (frijol, papa con chorizo, papa sola y chicharrón prensado), tortillas taqueras, cebollas y aceite; mientras que para su cocción es necesario un comal, una canasta de mimbre, una servilleta (de preferencia de algodón), papel estraza y una bolsa de plástico.
“Primero preparo los guisados. Tengo de papa con chorizo, papa sola, frijol y chicharrón. Luego pongo un poco de aceite a las tortillas y hago un taco doblado a la mitad con los guisados adentro. Mi hija me ayuda a hacer los guisados desde una noche antes y yo en las mañanas relleno las tortillas y hago la salsa verde, para que esté fresca todo el día”.
“También pongo a freír cebollas con un poco de aceite y les pongo sal. Para que el taco sude, hay que usar una canasta y envolverla primero con la servilleta, luego el papel estraza, el plástico y otra vez le pones papel”.
“Una vez que ya tienes la canasta envuelta, le pones una capa de cebollas fritas y encima vas acomodando los tacos en forma circular; luego se dejan reposar hasta que suden”, cuenta la señora Ofelia.
“Hago más o menos 600 tacos todos los días y me vengo en mi bicicleta desde Milpa Alta a las siete y media de la mañana. Llego rápido a la facultad, como en una hora, casi no hay tráfico (…) acabo de vender a las cuatro de la tarde y ya me regreso a mi casa, y así de lunes a viernes”.
Ofelia se enorgullece al contar que fueron su mamá y su papá quienes le enseñaron a preparar los tacos de canasta, mismos que actualmente vende a cinco pesos cada uno.
“Con veinte pesos te llenas; ya si quieres también venden refresquitos aquí al lado”, platica Ofelia mientras señala al joven que trabaja, todos los días, en el puesto cercano.
Para tomar en cuenta:
Recuerda que, por tradición, los tacos de canasta llegan por las mañanas y se quitan por las tardes (máximo a las cinco) y los puedes encontrar afuera de las escuelas, oficinas y en los parques.
Fuente:
- http://www.unamglobal.unam.mx/?p=15189