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Mornay
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Nombre de una salsa derivada de la bechamel, a la que se añaden yemas de huevo y queso gruyère rallado, con la que se cubren diversas preparaciones cocidas destinadas a ser gratinadas en el horno o en la salamandra: huevos pochados, revueltos, pescados, moluscos, verduras, crepas rellenas, picadillos variados, etc. La salsa mornay también participa, en forma de masa, en la preparación de ciertos entrantes calientes (allumettes, talmouse, gougère).
Garbanzo
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Leguminosa de la familia de las fabáceas que se presenta en forma de semillas redondeadas y con protuberancias, de color beige y contenidas en vainas. Los garbanzos son originarios de la cuenca mediterránea y se venden frescos, secos o en conserva.
Son muy energéticos (361 kcal o 1,509 kJ por cada 100 g), debido a su contenido en glúcidos, y ricos en proteínas, en fósforo, en calcio, en hierro y en vitamina B9.
Los garbanzos, que se consumen siempre cocidos y previamente puestos en remojo, se utilizan como guarnición, en puré o en potaje. Están presentes en numerosos platos meridionales (estofado, ragú) y en los pucheros españoles (cocido, olla podrida). Se incluyen tradicionalmente en el cuscús y se preparan como las alubias. Pueden prepararse también en ensalada como las lentejas o incluso en gratén, cubiertos con salsa mornay. Con ellos se puede también hacer harina.
En Latinoamérica la mayoría del cultivo se produce en México. Se utiliza con mayor frecuencia en caldos de pollo o de gallina o en sopas; pero también se prepara en dulces, o se comen como botana tostados, salados y con chile.
Florentina, a la
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Nombre de numerosas preparaciones de pescado, de carne blanca o de huevos, en las que figuran espinacas (en puré o en hojas) y, muy a menudo, salsa mornay.
En Italia, la denominación alla fiorentina se refiere a preparaciones típicamente florentinas.
Salsa
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Preparación más o menos líquida, caliente o fría, que acompaña o sirve para cocinar un manjar. La función de una salsa es añadir a este último un sabor que se armonice con el suyo.
Herederas de los condimentos antiguos (garum, nardo), las salsas medievales (cameline, dodine, poivrade, Robert, etc.) eran muy picantes o agridulces. Fue preciso esperar a los siglos XVII y XVIII para que nacieran preparaciones más refinadas y aromáticas, como la bechamel, la soubise, la mirepoix, la duxelles y la mayonesa.
A Antonin Carême (1784-1833) le debemos la sistematización de las salsas, con las salsas frías y las calientes. Estas últimas, de lejos las más numerosas, se dividen a su vez en salsas oscuras y salsas blancas, e incluyen las grandes salsas, llamadas “madres” (española, semiglasa y salsa de jitomate para las oscuras, bechamel y velouté para las blancas), y las innumerables salsas compuestas inspiradas en ellas. Las salsas frías se realizan a menudo sobre una base de mayonesa o de vinagreta, también en este caso con numerosos derivados.
En el repertorio clásico francés poco a poco se han ido añadiendo varias salsas de otros países, introducidas a menudo por chefs que trabajaron en el Reino Unido, en Rusia, etc. (salsas Cumberland, Albert, reform y cambridge, salsas a la rusa, a la italiana, a la polaca, etc.).
La diversidad de los recursos regionales franceses favoreció la multiplicación de las preparaciones, determinadas por ingredientes característicos: la crema (salsa normanda), el ajo (alioli), la mantequilla fresca (beurre blanc), la mostaza (salsa dijonnaise), la chalota (salsa bordelesa), el vino tinto o blanco (salsa borgoñona), la cebolla (salsa lionesa), etc.
A partir de Auguste Escoffier, las salsas pasaron a ser más ligeras, y hoy en día numerosos chefs utilizan mezclas más originales.
Una salsa de consistencia más o menos densa, con ingredientes colados o visibles, puede sazonar una preparación cruda, formar parte de un manjar cocinado o acompañar un plato frío o caliente. Cuando la salsa es el resultado de la propia preparación, se trata de platos “en salsa”, pero muy a menudo esta se sirve por separado, en salsera, o napando un manjar (huevo duro, chaud-froid, concha de pescado).
La elección del material utilizado es importante. Las cacerolas deben ser de borde alto, de metal grueso, para garantizar un buen reparto del calor, lo cual evita que la salsa se queme o se corte. El baño María es un procedimiento indispensable, mientras que el batidor metálico y la espátula de reducir son accesorios ineludibles.
En la práctica, la elaboración de salsas descansa en cuatro procedimientos básicos:
– La mezcla en frío de numerosos ingredientes sólidos y líquidos es el método más simple (vinagreta y ravigote, por ejemplo).
– La emulsión (dispersión muy fina, en un líquido, de un sólido que no es soluble, mezcla que permanece estable cierto tiempo) se realiza en frío (mayonesa y sus derivados, alioli, gribiche, rouille, tártara) o en caliente (holandesa y muselina, bearnesa y beurre blanc).
– La mezcla de mantequilla y harina calentada (roux) es la base de las salsas “cuajadas“, cuyo tipo más representativo es la bechamel y, que, según los complementos (crema, gruyère, cebolla, etc.), proporciona las salsas crema, mornay, soubise, etc.
– La cocción de un fondo de ternera, de caza, de ave o de un fumet de pescado, al que se añade a continuación un roux dorado, un roux oscuro u otra preparación (mirepoix, reducción, aguardiente, marinada, hongos, etc.), proporciona la velouté (de ternera, de caza, de ave o de pescado), la española y las salsas para caza, con todas las variantes blancas (alemana, cardenal, nantua, normanda, poulette) u oscuras (bordelesa, cazador, périgueux, poivrade, venado, etc.), realizadas a veces con la adición de un ingrediente aromático.
Según la naturaleza del manjar al que se acompaña o que se quiere potenciar, los ingredientes, aromatizantes y especias más diversos pueden entrar en la composición de una salsa. Ciertas asociaciones de sabores son clásicas, como el cordero o el pescado con el curry (salsa india), el bacalao y el ajo (alioli), el pato y la naranja (salsa bigarade), la caza y la grosella (salsa Cumberland), el res y el pepinillo (salsa picante), etc. Las anchoas, la carne de crustáceo, la duxelles, el foie gras, el queso rallado, el jamón picado, los jitomates troceados, la trufa picada (en el caso de los sólidos), el aguardiente, la crema, el vino tinto o blanco, el vinagre (en el de los líquidos) permiten variaciones infinitas.
A menudo, la denominación de una salsa es reveladora de sus componentes: salsas périgueux con trufas, húngara con paprika, nantua con cangrejos de río, etc. A veces, la salsa lleva el nombre de su creador: Mornay, Choron, Foyot, etc.
Thermidor
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Nombre de una preparación de bogavante, creada, según ciertas versiones, en enero de 1894 en Maire, célebre restaurante parisino del boulevard Saint-Denis, la noche del estreno de Thermidor, drama de Victorien Sardou. Otras fuentes la atribuyen a Léopold Mourier, del Café de Paris, donde el chef Tony Girod, su asistente y sucesor fijó la receta actual: cubos de carne de bogavante servidos en mitades de caparazón, mezclados con salsa Bercy (o crema) con mostaza, espolvoreados con queso rallado y gratinados, o cubiertos con salsa mornay y glaseados en la salamandra. A veces se añaden pequeños champiñones, e incluso trufa.
La denominación también se aplica, por extensión, a una preparación de lenguado, pochado en vino blanco y fumet de pescado, con chalota y perejil, salseado con la cocción reducida montada con mantequilla y mostaza.
Picadillo
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Preparación a base de carne, de pescado o de verduras crudas o cocidas, cortadas en trocitos muy pequeños, utilizada como base de rellenos. En cocina se llama sobre todo “picadillo” a una preparación de sobrantes de carne. El ejemplo más clásico es el hachis Parmentier, para el que se emplean carne de res molida y puré de papa bajo un gratén. Las papas pueden reemplazarse por puré de verduras.
En la cocina francesa, los picadillos de res, de cordero, de conejo o de cerdo a veces se enriquecen con hongos, y los de ternera o de ave con crema, bechamel o salsa mornay. Los picadillos de carne también sirven de base a las albóndigas, caillettes, croquetas y fricadelles.
En la cocina mexicana suelen ser de cerdo o de res picada o molida. Se les agregan cebolla, ajo, jitomate, perejil, pasas, almendras y aceitunas y otros ingredientes. Se come solo o acompañado de arroz o frijoles; de manera habitual se utiliza para rellenar empanadas, quesadillas, enchiladas, tamales, chiles, calabacitas, chayotes o quesos.
Merluza
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Pez marino de la familia de los gádidos, alargado y cilíndrico, del que existen unas diez especies caracterizadas por la ausencia de barbillas; por otra parte sólo posee dos aletas dorsales y una aleta anal. La merluza puede medir hasta 1 m y pesar unos 4 kg. Su lomo es gris con reflejos dorados y su vientre blanco. A la de pequeño tamaño a menudo se le llama “merluchón”. La pequeña merluza plateada, pescada en el oeste del Atlántico, es muy sabrosa.
La cocción de la merluza, sobre todo en caldo corto, debe ser corta y se tiene que vigilar bien, ya que la carne tiene tendencia a deshacerse. Las preparaciones son numerosas, tanto calientes (con salsa muselina, normanda o con alcaparras, y muy a menudo mornay, o gratinadas) como frías (con mayonesa, salsa verde o vinagreta). En general, se pueden hacer con merluza todas las recetas de bacalao fresco.
Gratinar
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Cocer o terminar de cocer una preparación en el horno, a fin que presente en su superficie una fina corteza dorada. Resulta bastante delicado conseguir que un plato al que no se ha añadido pan molido esté enteramente cocido sin que su capa de superficie supere la fase de coloración oscura.
En cambio, se obtiene con bastante facilidad el dorado superficial de una preparación ya cocida esparciendo por encima queso rallado, pan molido seco o fresco, o queso mezclado con pan molido seco, con unas bolitas de mantequilla. Así se elaboran la gratinada, las conchas rellenas, las verduras napadas con salsa mornay; y en México se emplea en platillos como las enchiladas suizas y las crepas.
El gratinado se realiza en el horno para una cocción lenta, o bajo el grill o la salamandra en el caso de un acabado rápido.