Diccionario gastronómico

Aceite de oliva

Aceite que se obtiene al prensar las aceitunas que maduran en el árbol; principalmente utilizado en los países del Mediterráneo. Durante el virreinato se plantaron en México olivos que introdujo el franciscano fray Martín de Valencia en 1524.

Los cultivos se extendieron luego a Chalco, Celaya, Tzintzuntzan y continuaron su viaje a Sonora y las misiones de Baja California, hasta que el rey Carlos III sintió una amenaza de competencia en la producción de aceite de la Nueva España, por lo que en una Cédula Real de 1777 ordenó arrancar las plantaciones de olivo. Este hecho detuvo la producción y utilización del aceite de oliva en nuestro territorio, por lo que nunca se arraigó en la cultura popular. La única excepción fueron algunas misiones y conventos que siguieron produciendo el aceite de manera limitada, sólo para los actos litúrgicos. Aunque de aquella época quedaron unos cuantos árboles, fue hasta después de la independencia cuando se promovió otra vez su cultivo, el cual se reafirmó en 1950 al crearse la Comisión Nacional del Olivo para incrementar la producción de las aceitunas y el aceite.

Durante muchos años el aceite se importó de Europa en barcos que llegaban a los puertos mexicanos del golfo y el Caribe, razón por la que siempre fue muy caro. Aunque se produce en el país, suelen preferirse los importados.

Hoy en día es importante la producción de aceite de oliva en Baja California. En los otros lugares mencionados solamente existen los viejos árboles como registro histórico y algunos nombres de colonias o calles en el Distrito Federal dan cuenta de su importancia, como el Olivar del Conde o el Olivar de los Padres. En la cocina mexicana actual no es muy utilizado, salvo en los casos de algunos platillos de Veracruz, Michoacán y Yucatán, donde existen raíces mediterráneas.

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