Diccionario gastronómico

Coliflor

Inflorescencia hipertrofiada de una variedad de col. Está rodeada por hojas que se rompen fácilmente, de un verde azulado, cuyo frescor garantiza el de la coliflor (los tallos y el cogollo se pueden emplear para las sopas y los panes de verduras).

La coliflor resulta poco calórica (30 kcal por cada 100 g), rica en azufre, en potasio, en hierro y en vitaminas (C, B1 y B2 en particular), y es la col más fácil de digerir. Era ya conocida en el imperio romano.

La coliflor se consume hervida para hacer puré, potajes o ensaladas frías, rehogada con otras verduras, en suflé, gratinada, salteada o frita.

Se cuece entera (después de ponerla en remojo en agua con vinagre y posteriormente enjuagarla con agua limpia) o bien en ramilletes, bien lavados. A menudo desprende un fuerte olor durante la cocción. Es preferible blanquearla, sin sal, y luego cocerla en un caldo blanco. También se puede añadir jugo de limón al finalizar la cocción para que quede bien firme y blanca.

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