- Home
- /
- Palabras
- /
- Page 3
Resultados de la búsqueda: Quina
Crema
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
- Sustancia grasa que se obtiene de la leche, también conocida como crema de leche. Con ésta se elabora la llamada crema dulce que se emplea en repostería, también conocida como crema chantilly. En los mercados populares de Michoacán se puede encontrar una crema espesa de gran calidad con un sabor muy especial. En este estado la crema es más que un mero ingrediente común, pues tiene un papel importante en infinidad de antojitos y platillos típicos, como las corundas, los chilaquiles, los uchepos (solos o con carne de cerdo) y muchos otros. Una buena parte de esta crema proviene del norte de la entidad que colinda con Jalisco. En esta región también se prepara una crema mas ácida con el nombre de jocoque (diferente al jocoque árabe). Un volumen igualmente considerable se produce en la parte oriental, por los rumbos que limitan con el Estado de México. En estos lugares todavía persiste la costumbre de vender la crema en jarritos de barro, pues en otros sitios se ha perdido.La crema auténtica se obtiene dejando reposar la leche bronca por varias horas, hasta que flota en su superficie una especie de nata densa; ésta se separa del resto de la leche, se deja reposar por una noche para que se acidifique ligeramente y se añade sal. En algunos lugares se deja por más de una noche o hasta por varios días, para hacerla un poco más agria, pero nunca es tan ácida como la llamada crema agria. En los mercados populares de casi todo el país se vende con nombres que aluden a su calidad: crema espesa, crema de rancho, crema especial, crema de primera o crema de la mejor. Tradicionalmente se vende suelta por kilo o en jarritos o vasos de diferentes tamaños. En los mercados populares existen diferentes tipos de cremas menos espesas que la descritas, algunas de ellas son bastante líquidas y de calidad inferior. En los supermercados se encuentran cremas de diferentes marcas, que se obtienen procesando la leche en máquinas descremadoras que logran separar totalmente la leche y la crema; eso hace que su consistencia y sabor sea diferente a la crema de rancho. La crema es sumamente importante en la cocina mexicana, pues se utiliza como adorno y complemento de toda clase de chilaquiles, enchiladas, entomatadas, enfrijoladas, flautas, tostadas, tacos fritos, sopas, salsas de guisos y otros antojitos. En Toluca y otras ciudades del Estado de México, es parte esencial del relleno de las tortas.
- Nombre que reciben aquellas sopas que contienen leche o crema, generalmente licuadas con el ingrediente principal que da nombre al platillo. En México son muy populares las cremas de aguacate, elote, flor de calabaza, frijol, zanahoria, papa, queso, calabaza y chile poblano, entre otras.
- La crema de aguacate es una sopa fría de consistencia tersa y cremosa. Además de pulpa de aguacate y crema contiene pollo, sal, pimienta, cilantro, ajo y cebolla; todos los ingredientes se licuan hasta obtener una mezcla muy tersa. Es una receta contemporánea que se encuentra en días calurosos principalmente en restaurantes especiales de cocina mexicana. Puede servirse adornada con un manchón de crema espesa, pimentón y cilantro picado.
- La crema de chipilín chiapaneca se prepara con hojas de chipilín enteras o licuadas, crema, mantequilla y leche; casi siempre incluye granitos de elote y calabacitas tiernas. Esta crema se acostumbra mucho en las comidas familiares, aunque no es una receta tan popular como la sopa de chipilín con bolitas de masa que también se prepara en la entidad.
- La crema de elote es una sopa espesa a base de leche o crema, a la que se agregan granos tiernos de elote molidos. A veces se trata de cremas muy tersas y en otras ocasiones los granos están solamente martajados en lugar de molidos, y dan otra consistencia. Las recetas varían según la región o la familia, pues se elaboran tanto en las casas como en los restaurantes de todo el país. Puede estar acompañada con rajas de chile poblano y galletitas saladas o en ocasiones de tiritas de tortilla fritas.
- La crema de flor de calabaza, es muy gustada en los restaurantes del Distrito Federal y en general del centro del país. Se saltean las flores con ajo, cebolla y epazote, se muelen y se añaden a una base de caldo de pollo y crema de leche; a veces también se les agrega salsa bechamel. Suele acompañarse con rajas de chile poblano, granitos de elote, flores de calabaza y crutones de pan, entre otras cosas. Se considera una sopa muy sofisticada y tuvo un gran auge desde finales de los años setenta; actualmente es un verdadero clásico contemporáneo.
- La crema de frijol es una sopa muy común en todo el país. Se prepara y se sirve de forma similar a la sopa de frijol del centro del país: se muelen los frijoles cocidos y se condimentan al gusto, pero se añade leche en el momento de moler los frijoles. El tipo de frijol varía dependiendo de la región. En el centro se utiliza frijol bayo o flor de mayo y en los estados del golfo y del sur del país se utiliza más el frijol negro.
- La crema de queso se hace normalmente con queso chihuahua o menonita, leche, sal, pimienta y harina de trigo. También puede incluir caldo de pollo para espesar. Es una sopa común en Chihuahua, y se dice que su origen es menonita.
- En Comitán, Chiapas, es común la crema de habas, que incluye chiles de árbol.
- La crema poblana se prepara con chile poblano molido sobre una base compuesta de leche, harina de trigo, mantequilla, ajo y cebolla. En realidad no hay una regla tradicional, pues el nombre del platillo fue inventado en los restaurantes y fondas simplemente para aludir al chile poblano.
- Nombre que reciben regionalmente ciertos licores de frutas u otros ingredientes que se hacen de manera artesanal en muchos lugares, como las cremas de nanche, de cacao, de guanábana, de mezcal, entre otras.
- Grasa o jugo de un fruto, como la crema de coco, que se utiliza para hacer postres, dulces o bebidas. Algunas de estas cremas se pueden conseguir en lata.
Servilleta
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Pieza de tela individual que sirve para secarse las manos y los labios, así como para proteger la ropa cuando se come. La etiqueta exige que se utilice la servilleta antes de llevar la copa a la boca y cada vez que la salsa o un alimento marca los labios. Está prohibido anudar la servilleta en torno al cuello, salvo cuando se trata de cangrejos de río o de marisco que se debe pelar.
Los romanos disponían de un sudarium destinado a secarse la frente y el rostro, mientras que los esclavos circulaban con jofainas para las abluciones. A principios de la Edad Media, los comensales se secaban las manos y la boca en el mantel o en una pieza de tela que solo recubría los bordes de la tabla y se reservaba para este uso. Hacia el siglo XIII aparecieron unos paños colgados en la pared, que los comensales utilizaban a voluntad y que a continuación servían para tapar los restos de comida. Luego llegaron las servilletas individuales de lino o de algodón, bordadas y más tarde damasquinadas.
Tortillería
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Fábrica de tortillas, donde éstas se venden recién hechas. Dependiendo del lugar, sus labores pueden comenzar en la madrugada o entrada la mañana; lo que es invariable es la hora de cerrar, por lo general después de la hora de la comida del mediodía. Con la modernidad y la gran explosión demográfica, resultó imposible cubrir la demanda con tortillas hechas a mano, de modo que se inventaron las máquinas automáticas en las que sólo se necesita poner la masa en un depósito y el aparato se encarga de hacer la tortilla, cocerla y sacarla. En las tortillerías es común que haya un salero cerca de la báscula para que los compradores que deseen puedan comer una tortilla con sal. Ahí mismo se vendan salsas picantes, totopos, tostadas y algunos guisos como frijoles, arroz o chiles rellenos.
Puesto de tamales y atoles
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Puestos ambulantes que venden tamales y atoles y se colocan en esquinas, afuera de iglesias, paradas de autobús o plazas públicas. Por lo regular aparecen muy temprano por la mañana y al anochecer. La variedad de tamales que se encuentra en los puestos es vasta, entre ellos están los tamales de mole, verdes, de rajas, dulces y rojos. En casos especiales ofrecen tamales oaxaqueños, que son más grandes, envueltos en hoja de plátano. Junto a los tamales están las ollas de atole, cada puesto tiene por lo menos dos o tres sabores diferentes. Casi siempre hay atole de arroz con leche, champurrado y todos los días hay un tercer sabor diferente. Los vendedores varían los sabores todos los días debido a que muchos compradores son asiduos, de modo que es normal que un cliente compre varios días de la semana atole. Algunos puestos de tamales y atoles también venden tamales fritos, guajolotas y pan de dulce.
Regañada
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Puestos ambulantes que venden tamales y atoles y se colocan en esquinas, afuera de iglesias, paradas de autobús o plazas públicas. Por lo regular aparecen muy temprano por la mañana y al anochecer. La variedad de tamales que se encuentra en los puestos es vasta, entre ellos están los tamales de mole, verdes, de rajas, dulces y rojos. En casos especiales ofrecen tamales oaxaqueños, que son más grandes, envueltos en hoja de plátano. Junto a los tamales están las ollas de atole, cada puesto tiene por lo menos dos o tres sabores diferentes. Casi siempre hay atole de arroz con leche, champurrado y todos los días hay un tercer sabor diferente. Los vendedores varían los sabores todos los días debido a que muchos compradores son asiduos, de modo que es normal que un cliente compre varios días de la semana atole. Algunos puestos de tamales y atoles también venden tamales fritos, guajolotas y pan de dulce.
Mercado
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Sitio público destinado permanentemente o sólo en días específicos para la compra y venta de alimentos y otros productos. En un mercado siempre existe la sección o el pasillo de frutas, flores, carnicerías, abarrotes, puestos de comida, utensilios de cocina, ropa, zapatos, hierbas y puestos donde arreglan licuadoras, televisores y otros aparatos electrodomésticos. Los llamados mercados ambulantes, que se establecen en espacios al aire libre, son la versión moderna del tianguis prehispánico, pues la distribución de los puestos sigue siendo la misma.
Otro nombre para designar los mercados es el de plazas, y es común hablar del día de tianguis o día de plaza, pues hay muchos mercados que sólo se instalan un día a la semana. Puede suceder también que, en un día en especial, varios vendedores de la región ocupen las calles y plazas aledañas al mercado establecido. En muchos pueblos y ciudades de México el mercado se encuentra junto a la plaza pública o parque central, que se ocupa como una extensión del mercado una vez a la semana o en alguna temporada importante como Navidad o día de Muertos.
Muchos mercados están siendo desplazados por los supermercados, pues estos sitios tienen mejores estacionamientos y carritos para transportar los alimentos, además de que las frutas y verduras se pueden escoger al gusto del cliente y no es necesario llevar dinero en efectivo, pues se puede pagar con tarjeta bancaria o vales de despensa.
Sin embargo, la mayoría de los mercados populares todavía guardan el sabor y el ambiente de la variedad y las costumbres que los han caracterizado desde siempre: clientes y marchantes regatean el precio y siempre se tiene la ventaja de probar la fruta que se va a adquirir para comprobar que está dulce y madura.La fruta se tiene seleccionada como inmadura, madura, lista para comer o sobremadura, y sus precios varían de acuerdo con su grado de maduración y también dependiendo de si el comprador es cliente recurrente.
Es común escuchar entre los compradores frases como: “quiero manzanas para hoy”, “deme un melón que aguante”, “¿tiene naranjas para mañana o para el miércoles?”, pues siempre existe la garantía de que lo que se compra estará justo como se quiere. Por ejemplo, un caso en el que el supermercado nunca superará al mercado popular es el del aguacate, ni siquiera los supermercados que tienen grandes secciones de frutas especializadas logran tener los aguacates en el punto exacto de maduración. También podemos mencionar los jitomates, pues en los mercados tienen separados los verdes, inmaduros, maduros, muy maduros e incluso los jitomates magullados. El jitomate maduro se compra para ensaladas, el muy maduro, para guisos, pues da mucho color y sabor, y el magullado se busca para preparar salsas molidas. Algo similar ocurre con otros ingredientes regionales o de alto consumo, como las tortillas hechas a mano.
En el Distrito Federal existen muchos mercados famosos por uno u otro productos (como el mercado Argentina, famoso por su barbacoa), algunos de los cuales se mencionarán a continuación.
Rallar
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Raspar en el rallador o con una máquina especial algún alimento. Se utiliza en particular para la cáscara de la naranja o el limón, el queso, la col y algunos otros ingredientes.
Molino
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Término que se emplea para denominar a la máquina que muele alimentos y también al establecimiento donde se realiza dicho trabajo. A partir de la Conquista se comenzaron a utilizar los molinos en sustitución del metate, y aunque este último no ha desaparecido, los molinos manuales han ganado mucho terreno. Constan de varias partes y se empotran en la orilla de la tabla o mesa donde se va a moler. Aunque físicamente son parecidos, existen molinos de carne y de maíz con diferencias importantes en su mecanismo. A su vez, los molinos manuales también han empezado a sustituirse por los molinos eléctricos, que son más rápidos.
Los molinos eléctricos funcionan con un motor cuyas bandas hacen girar a dos piedras encontradas entre sí, por donde pasan los alimentos que se van a moler. Las piedras tienen forma de discos muy gruesos y están cinceladas para que, al rozarse una con otra, dando vuelta en sentidos opuestos, muelan el alimento. Hay dos tipos de molinos: uno es especial para moler en seco y se ocupa generalmente para moler chiles, y el otro se utiliza para moler alimentos húmedos, por lo general maíz. Hay que señalar, sin embargo, que muchos molinos de hoy tienen piedras intercambiables que permiten moler ingredientes secos o húmedos.
Por su parte, los establecimientos llamados molinos son pequeños locales donde la gente va a moler chiles, especias y maíz, si no tienen forma (o tiempo) de hacerlo en casa; los clientes pueden llevar sus propios ingredientes, o comprar ahí mismo chiles o maíz para que se los muelan.
La peculiaridad de estos lugares consiste en que cada cliente solicita su molido exactamente como lo necesita, es decir, martajado, grueso o fino. Muchas personas ocupan los molinos cuando van a preparar gran cantidad de tamales o moles. En el molino de chiles únicamente se muelen chiles y especias. Se pueden moler en seco o en húmedo, para lo cual se dispone de dos piedras moledoras diferentes. Si el cliente pide molido en seco, el servicio es más caro porque la piedra se gasta más y hay que cincelarla con más frecuencia. En el establecimiento es común que el maíz se muela en seco, ya que el molido húmedo se puede solicitar en cualquier tortillería.
Esquites
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Del náhuatl izquitl, de ihcequi, tostar maíz. Granos de elote preparados, que se comen como antojito o golosina y se venden en puestos callejeros y/o ambulantes. Lo más frecuente es que se cuezan los granos del elote tierno con agua, sal y epazote; a gusto del comprador se les agrega jugo de limón, chile piquín en polvo y, ocasionalmente, queso fresco rallado y mayonesa. Se venden por las calles en las ciudades del centro del país, especialmente en el Distrito Federal; los puestos que los expenden casi siempre venden también elote cocido. Se venden por lo regular en las noches, en las esquinas, a las salidas de las panaderías, cines, estaciones del metro, estadios y otros lugares concurridos.
En la sierra de Hidalgo se preparan los esquites borrachos: los granos de elote se fríen en aceite con cebolla y después se cuecen en pulque con sal, chile serrano picado y epazote. En Hermosillo, Sonora, los esquites son dulces, los granos de maíz se cuecen en una miel de melcocha de panela. En Tlaxcala los granos de elote se asan y luego se saltean con epazote y rajas de chile loco. Conocidos en San Luis Potosí como trolelotes.
Dinamos
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Área ubicada en las laderas del volcán Ajusco, en la delegación Magdalena Contreras del Distrito Federal, donde se venden quesadillas y antojitos. A partir del edificio administrativo de la delegación, sobre la calle que va cerro arriba, hay cuatro dinamos, que son máquinas que se encargan de bombear agua. Entre uno y otro hay lugares que venden todo tipo de antojitos; en total forman un corredor de puestos de un par de kilómetros. Para los estudiantes de clase media alta y algunos habitantes del Distrito Federal, éste es otro lugar que tiene características similares a los paraderos como La Marquesa y Tres Marías.
Carreta de mariscos
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Puesto ambulante de mariscos, casi siempre con ruedas para transportarlos, que va por las calles de las distintas ciudades de Sinaloa, Sonora, Nayarit, Baja California y Baja California Sur. En él se venden cocteles y cebiches de pescados y mariscos. Según el estado, cambian los mariscos y las especialidades, en Ensenada es distintivo el coctel de almeja; en Culiacán, el callo de lobina, y en Mazatlán, el cebiche de camarón y la machaca de pescado. La carreta juega un papel muy importante en la venta de mariscos, al ser la forma más popular en la que se acostumbra consumir estos alimentos. En algunas ciudades existen, desde luego, esquinas y carretas especialmente famosas. En particular en Mazatlán, a todo lo largo de la Avenida del Mar, la gente tiene sus carretas favoritas que identifica por algunas características de la calle o por sus nombres, como la célebre carreta El Torito, en la Calle Manuel Gutiérrez Nájera.
Cacao
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Árbol de la familia de las esterculiáceas de cuyo fruto se obtienen los granos con los que se produce el chocolate. Del náhuatl cacahuatl, y éste del maya kakaw, fruto rojo y fuerte. El fruto se denomina mazorca de cacao y puede medir hasta 30 cm de largo y unos 10 de grueso; tiene forma ovoide y su cáscara posee surcos y costillas longitudinales y rugosas color verde claro, amarillo, rojo o moreno rojizo, de ahí su nombre: “fruto rojo y fuerte”; esto último probablemente se debía a que su consumo fortalecía.
A diferencia de otros frutos, éste se desarrolla en el tronco y las ramas principales del árbol. Cuando la mazorca se ha desarrollado totalmente, se corta y se abre para sacar las semillas frescas. Su origen se remonta unos 4 000 años en la América tropical y subtropical. Theobroma angustifolia DC, o cacao de Soconusco, es una especie que se cultiva especialmente en Tabasco, Chiapas y Oaxaca para la elaboración del chocolate-atole.
Sus granos son de buena calidad y su uso es local y muy reducido. De la mazorca se utilizan los granos y la pulpa blanca que los recubre. Esta capa algodonosa, húmeda y suave, cuyo sabor agridulce recuerda al de la guanábana, se aprovecha para preparar una bebida local llamada cacahuada e igualmente se aprovecha en la fermentación de las semillas. Los granos se destinan a la elaboración de tabletas o barras de chocolate, a la bebida del mismo nombre y al pozol, para lo cual es necesaria la fermentación de los granos. Los granos frescos, con todo y su pulpa blanca, se colocan en tinas de madera a temperatura tropical ambiente, iniciando así el proceso de fermentación que toma unos siete días, siempre y cuando se trasieguen las semillas para no interrumpir la fermentación. Después se seleccionan por tamaño, se lavan, se secan al sol y se torrefactan, esto es, se tuestan al fuego.
En muchas poblaciones se produce el chocolate de metate para hacer la bebida con agua o leche, y en otras se sigue utilizando el grano para hacer el popo, el pozol y el pulunche, entre otras bebidas. En el zócalo de Zacatenco, Tlaxcala, se vende una bebida fría y espumosa llamada cacao, hecha con haba seca, maíz y cacao tostados y molidos con canela y anís, desleídos en agua y endulzados con piloncillo. Las culturas que se establecieron en las cuencas del Amazonas y el Orinoco, en las selvas de Colombia y Panamá, ya conocían el fruto, del cual chupaban únicamente la capa blanca para luego tirar la almendra, que era devorada por aves, venados y ardillas.
Los primeros registros de la domesticación y utilización de la semilla procesada para consumo indican que los responsables fueron los mayas, quienes hace unos 2 000 años lo utilizaron como alimento y moneda, por lo que era un símbolo de poder y riqueza. Ellos fueron los primeros en tostar el grano y quienes desarrollaron la técnica de molerlo para obtener un polvo que después batían fuertemente con un molinillo. Este conocimiento lo adquirieron los mexicas, quienes también le tuvieron gran estima, al grado de exigir cacao como impuesto a los pueblos que dominaban.
Normalmente lo secaban, tostaban y molían cuatro o cinco veces, le agregaban agua y formaban una pasta que al reposar adquiría mejor sabor y consistencia; luego, la guardaban por seis o más días, para después preparar el chocolate. Su consumo fue exclusivo de las clases privilegiadas, pues el grano tenía un valor muy elevado como moneda. El cacao fue tan importante en la época prehispánica, que en diferentes culturas mesoamericanas existieron varios mitos y cultos divinos relacionados con él. Siempre fue una bebida ritual y no una golosina.
Fue de los pocos frutos que, por sus virtudes y sabor, fueron bien acogidos por los conquistadores y evangelizadores españoles, quienes hablaron de éste con aprecio, lo que no sucedió con otros productos americanos, muchos de los cuales incluso perdieron pronto su nombre original. En el México prehispánico existió una clasificación del cacao por su tamaño.
Francisco Hernández reporta cinco variedades, las cuatro principales eran: cuauhcacahuatl, mecacacahuatl, xochicacahuatl y tlalcacahuatl; y aunque en la actualidad estas variedades no han podido ser identificadas con exactitud, se sabe que el tlalcacahuatl, llamado cacao de la tierra o cacao humilde, se utilizó más como alimento y los otros tres como moneda. La quinta variedad, cuauhapetlachtli, considerada la menor, se daba como limosna a los pobres. Fray Bernardino de Sahagún también reportó la utilización del cacao en distintas bebidas. Algunas de estas preparaciones prehispánicas se siguen encontrando en algunas comunidades indígenas.
Después de la Conquista, los españoles adoptaron y difundieron en sus nuevos territorios el valor del cacao como alimento y, sobre todo, como moneda. Los indígenas continuaron tributando con cacao a las autoridades virreinales, quienes más tarde también tuvieron que pagarlo a la corona española. En esa época algunos religiosos auspiciaron su explotación y comercialización para costear su tarea evangelizadora y sustentar sus misiones y obras de caridad, esforzándose por ampliar estas plantaciones y mantenerlas en óptimas condiciones, ya que al beneficiar el cultivo se enriquecían.
El cacao dejó de ser moneda circulante hasta 1536, fecha en que se estableció la primera casa de moneda de América bajo el virrey Antonio de Mendoza, aunque después se regresó al viejo sistema y se utilizó como moneda en algunas partes del país todavía hasta 1850. Durante más de un siglo, las técnicas de cultivo estuvieron ocultas por los españoles: sólo ellos podían realizar nuevos plantíos, por lo que su comercio estuvo monopolizado. Las plantaciones, originadas en México, se extendieron a Venezuela, Ecuador, Brasil, Haití, Trinidad, Guatemala y El Salvador.
Con el arribo de la leche y el azúcar de caña al Nuevo Mundo, la bebida prehispánica empezó a transformarse cada vez más: ahora se servía caliente y no fría, dulce y no amarga, hasta llegar a convertirse en lo que hoy conocemos como chocolate. Entonces cautivó el paladar europeo y provocó un incremento en la demanda del grano, que se volvió extremadamente codiciado, lo que propició que, tras el debilitamiento del imperio español, los piratas ingleses y holandeses traficaran con él.
Al capturar naves provenientes de Venezuela y Ecuador, los piratas rompieron el monopolio español del cacao, a tal grado que, a mediados del siglo XVIII, los españoles lo tuvieron que adquirir en Amsterdam; ese fue el inicio de la tradición chocolatera en Holanda. En 1882, el holandés Van Huten inventó una máquina que, además de moler el grano, lo presionaba para obtener manteca de cacao y un polvo que se denominó cocoa. En 1902, Rudolph Lindt creó el chocolate en tableta, basándose en la costumbre maya de moler y batir el cacao lo más posible para extraerle su mejor sabor.
El cacao posee también propiedades medicinales: estimula el sistema nervioso central y tiene más efecto sobre el corazón que la cafeína. En comunidades rurales se utiliza como remedio para la angina de pecho, el sarampión, quemaduras, resequedad de la piel y mordeduras de víbora. En todo el país tiene un gran valor alimenticio, farmacéutico, industrial y económico.