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Resultados de la búsqueda: Popo
Cosol
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Camarón de agua dulce consumido en diversas comunidades indígenas del norte de Veracruz, como en el municipio de Chalma, en la Huasteca Alta, y en Río Pescados, Jalcomulco, donde los preparan en chilpoposo. Conocido también como burrito de río.
Chupipi o chupipe
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Planta trepadora de la familia de las Asclepiadáceas, que abunda en la costa del Sotavento de Veracruz. La raíz se utiliza para preparar la bebida llamada popo.
Cajita de arroz
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Pan preparado con harina de arroz y manteca de cerdo. La pasta se coloca en papel encerado y se le da forma de cajita colocando varillas de popotillo al momento de hornearlo. Se elabora en Morelos.
Cacao
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Árbol de la familia de las esterculiáceas de cuyo fruto se obtienen los granos con los que se produce el chocolate. Del náhuatl cacahuatl, y éste del maya kakaw, fruto rojo y fuerte. El fruto se denomina mazorca de cacao y puede medir hasta 30 cm de largo y unos 10 de grueso; tiene forma ovoide y su cáscara posee surcos y costillas longitudinales y rugosas color verde claro, amarillo, rojo o moreno rojizo, de ahí su nombre: “fruto rojo y fuerte”; esto último probablemente se debía a que su consumo fortalecía.
A diferencia de otros frutos, éste se desarrolla en el tronco y las ramas principales del árbol. Cuando la mazorca se ha desarrollado totalmente, se corta y se abre para sacar las semillas frescas. Su origen se remonta unos 4 000 años en la América tropical y subtropical. Theobroma angustifolia DC, o cacao de Soconusco, es una especie que se cultiva especialmente en Tabasco, Chiapas y Oaxaca para la elaboración del chocolate-atole.
Sus granos son de buena calidad y su uso es local y muy reducido. De la mazorca se utilizan los granos y la pulpa blanca que los recubre. Esta capa algodonosa, húmeda y suave, cuyo sabor agridulce recuerda al de la guanábana, se aprovecha para preparar una bebida local llamada cacahuada e igualmente se aprovecha en la fermentación de las semillas. Los granos se destinan a la elaboración de tabletas o barras de chocolate, a la bebida del mismo nombre y al pozol, para lo cual es necesaria la fermentación de los granos. Los granos frescos, con todo y su pulpa blanca, se colocan en tinas de madera a temperatura tropical ambiente, iniciando así el proceso de fermentación que toma unos siete días, siempre y cuando se trasieguen las semillas para no interrumpir la fermentación. Después se seleccionan por tamaño, se lavan, se secan al sol y se torrefactan, esto es, se tuestan al fuego.
En muchas poblaciones se produce el chocolate de metate para hacer la bebida con agua o leche, y en otras se sigue utilizando el grano para hacer el popo, el pozol y el pulunche, entre otras bebidas. En el zócalo de Zacatenco, Tlaxcala, se vende una bebida fría y espumosa llamada cacao, hecha con haba seca, maíz y cacao tostados y molidos con canela y anís, desleídos en agua y endulzados con piloncillo. Las culturas que se establecieron en las cuencas del Amazonas y el Orinoco, en las selvas de Colombia y Panamá, ya conocían el fruto, del cual chupaban únicamente la capa blanca para luego tirar la almendra, que era devorada por aves, venados y ardillas.
Los primeros registros de la domesticación y utilización de la semilla procesada para consumo indican que los responsables fueron los mayas, quienes hace unos 2 000 años lo utilizaron como alimento y moneda, por lo que era un símbolo de poder y riqueza. Ellos fueron los primeros en tostar el grano y quienes desarrollaron la técnica de molerlo para obtener un polvo que después batían fuertemente con un molinillo. Este conocimiento lo adquirieron los mexicas, quienes también le tuvieron gran estima, al grado de exigir cacao como impuesto a los pueblos que dominaban.
Normalmente lo secaban, tostaban y molían cuatro o cinco veces, le agregaban agua y formaban una pasta que al reposar adquiría mejor sabor y consistencia; luego, la guardaban por seis o más días, para después preparar el chocolate. Su consumo fue exclusivo de las clases privilegiadas, pues el grano tenía un valor muy elevado como moneda. El cacao fue tan importante en la época prehispánica, que en diferentes culturas mesoamericanas existieron varios mitos y cultos divinos relacionados con él. Siempre fue una bebida ritual y no una golosina.
Fue de los pocos frutos que, por sus virtudes y sabor, fueron bien acogidos por los conquistadores y evangelizadores españoles, quienes hablaron de éste con aprecio, lo que no sucedió con otros productos americanos, muchos de los cuales incluso perdieron pronto su nombre original. En el México prehispánico existió una clasificación del cacao por su tamaño.
Francisco Hernández reporta cinco variedades, las cuatro principales eran: cuauhcacahuatl, mecacacahuatl, xochicacahuatl y tlalcacahuatl; y aunque en la actualidad estas variedades no han podido ser identificadas con exactitud, se sabe que el tlalcacahuatl, llamado cacao de la tierra o cacao humilde, se utilizó más como alimento y los otros tres como moneda. La quinta variedad, cuauhapetlachtli, considerada la menor, se daba como limosna a los pobres. Fray Bernardino de Sahagún también reportó la utilización del cacao en distintas bebidas. Algunas de estas preparaciones prehispánicas se siguen encontrando en algunas comunidades indígenas.
Después de la Conquista, los españoles adoptaron y difundieron en sus nuevos territorios el valor del cacao como alimento y, sobre todo, como moneda. Los indígenas continuaron tributando con cacao a las autoridades virreinales, quienes más tarde también tuvieron que pagarlo a la corona española. En esa época algunos religiosos auspiciaron su explotación y comercialización para costear su tarea evangelizadora y sustentar sus misiones y obras de caridad, esforzándose por ampliar estas plantaciones y mantenerlas en óptimas condiciones, ya que al beneficiar el cultivo se enriquecían.
El cacao dejó de ser moneda circulante hasta 1536, fecha en que se estableció la primera casa de moneda de América bajo el virrey Antonio de Mendoza, aunque después se regresó al viejo sistema y se utilizó como moneda en algunas partes del país todavía hasta 1850. Durante más de un siglo, las técnicas de cultivo estuvieron ocultas por los españoles: sólo ellos podían realizar nuevos plantíos, por lo que su comercio estuvo monopolizado. Las plantaciones, originadas en México, se extendieron a Venezuela, Ecuador, Brasil, Haití, Trinidad, Guatemala y El Salvador.
Con el arribo de la leche y el azúcar de caña al Nuevo Mundo, la bebida prehispánica empezó a transformarse cada vez más: ahora se servía caliente y no fría, dulce y no amarga, hasta llegar a convertirse en lo que hoy conocemos como chocolate. Entonces cautivó el paladar europeo y provocó un incremento en la demanda del grano, que se volvió extremadamente codiciado, lo que propició que, tras el debilitamiento del imperio español, los piratas ingleses y holandeses traficaran con él.
Al capturar naves provenientes de Venezuela y Ecuador, los piratas rompieron el monopolio español del cacao, a tal grado que, a mediados del siglo XVIII, los españoles lo tuvieron que adquirir en Amsterdam; ese fue el inicio de la tradición chocolatera en Holanda. En 1882, el holandés Van Huten inventó una máquina que, además de moler el grano, lo presionaba para obtener manteca de cacao y un polvo que se denominó cocoa. En 1902, Rudolph Lindt creó el chocolate en tableta, basándose en la costumbre maya de moler y batir el cacao lo más posible para extraerle su mejor sabor.
El cacao posee también propiedades medicinales: estimula el sistema nervioso central y tiene más efecto sobre el corazón que la cafeína. En comunidades rurales se utiliza como remedio para la angina de pecho, el sarampión, quemaduras, resequedad de la piel y mordeduras de víbora. En todo el país tiene un gran valor alimenticio, farmacéutico, industrial y económico.
Flor de cacao
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Flor de la familia de las esterculiáceas, que nace del árbol del cacao. La flores, de 0.5 a 1 cm de diámetro y 2 a 2.5 cm de largo, en forma de estrella de color rosa, púrpura y blanca, crecen agrupadas en racimos a lo largo del tronco en ramas pequeñas. Son abundantes en Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca. Se utilizan para preparar diversas bebidas. En Guerrero y Oaxaca se mezclan con cacao para preparar el pozonque, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, se usan para elaborar el tejate y el bu’pu; en la cuenca del Papaloapan y en Minatitlán, al sur de Veracruz, se emplean para confeccionar el popo; y en Tabasco se utiliza para preparar el pozol. Las flores que se venden en la región de los Valles Centrales de Oaxaca y, especialmente en el valle de Etla, provienen de San Andrés Huayapan.
Bebida
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Término que se utiliza en Oaxaca para designar un desayuno muy ligero. Por lo general se trata de algún líquido como café, chocolate o atole.
Azquiote
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Bejuco que se acostumbra en la región del sur de Veracruz. Junto con otros ingredientes se utiliza para la elaboración del popo. Conocido también como axquiote.
Agrios
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Reciben este nombre diferentes tipos de quelites de sabor agrio. Puede tratarse de distintos quelites, aunque se encuentren en la misma región, y de manera genérica se les llama agritos, jocoyoles o xocoyoli. En su mayoría pertenecen al género Oxalis y Begonia, entre los que se encuentran algunas variantes.
Tahití
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
La cocina tahitiana recurre a abundantes pescados y frutas, entre las que destaca la del árbol del pan, que se come asada, hervida, a la parrilla, molida, en pasta (sobre todo en el popoï, base local de la alimentación, que se adereza a voluntad con carne o pescado).
La gran especialidad tahitiana es el pescado crudo: cortado en cubos, marinado en jugo de limón, esparcido con cebolla picada y ajo picado, salpimentado, se sirve rociado con jugo de coco. Además, se prepara el tiburón, los camarones y los cangrejos de tierra.
La malanga, el ñame, las espinacas y las lechugas crecen con facilidad, y también la piña y el plátano.
Por otra parte, se aprecian las aves salvajes asadas, el pato y una variedad de cerdo salvaje de pequeño tamaño, que se asa sobre piedras calientes (un plato de fiesta llamado ahí moha).
El cerdo se hornea entre capas de brotes jóvenes de espinaca y hojas de platanero, con ajo, cebolla y jugo de coco. Este último, extraído de la pulpa del coco rallado, constituye una bebida fresca o fermentada muy popular, así como los jugos de fruta.
La pulpa del coco permite preparar también distintos postres (crema, confitura, merengue). El puré de papaya diluido con arrurruz, cocido como una crema y aromatizado con vainilla, proporciona un postre apreciado. El poe meia es un postre de plátano que se sirve espolvoreado con azúcar y rociado con crema líquida.
Sex on the beach
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Coctel elaborado a base de vodka, licor de durazno, jugo de naranja y jugo de arándano. Existe otra versión menos conocida que contiene vodka, Chambord, midori, jugo de piña y jugo de arándano. Se sirve en un vaso highball y se toma con popote.
Mazagrán
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Taza alta, de forma cónica, en la que se sirve el café y ciertos postres helados. En su origen, el café que se servía en un mazagrán era frío, se le añadía aguardiente o ron y se presentaba acompañado con helados y un popote pequeño.
Long drink o trago largo
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Bebida “larga” que se sirve en un vaso de 120 a 330 ml (o más). Compuesto de aguardientes, jugos de frutas, jarabe, soda, agua con gas, etc., presenta un índice de alcohol bajo o nulo. Se sirve a veces con un popote.