Éste es uno de los postres más fáciles y lucidores. La mousse es como debe ser: engañosamente ligera para la profundidad de sabor que tiene. Nadie se puede resistir a su sabor.
En la historia…
Mousse literalmente quiere decir espuma. No cabe duda que no hay nada nuevo bajo el sol: en el siglo XVIII se pusieron de moda las preparaciones con espumas llamadas mousses, que adquirían su textura, a diferencia de los recursos mecánicos actuales, con claras de huevo batidas. Particularmente eran muy populares las mousses de fruta.
La versión de chocolate seguramente fue inventada por el célebre chef Menon, quien servía congelada su creación.
Procedimiento
Fundir el chocolate oscuro. Mezclarlo con la leche o el café exprés, la mantequilla y las yemas. Reservar.
Batir las claras hasta que estén espumosas y agregarles el azúcar; continuar batiendo hasta que formen picos firmes.
Incorporar con movimientos envolventes una tercera parte de las claras y la mezcla de chocolate; añadir el resto de las claras de la misma manera.
Vaciar la mousse en un recipiente y refrigerarla durante 2 horas.
Colocar la mousse en la manga pastelera con duya y servirla en los vasos o en las copas. Decorar con las esferas de chocolate insertadas en los palillos de bambú.
Información adicional
Consejo
Acompaña la mousse con tu galleta o teja favorita. Aportará más sabor al postre y le dará una presentación más elegante.
Si refrigeras este postre y lo sirves el mismo día que lo preparas, será más suave. Sin embargo, para presentarlo con duya es mejor esperar al día siguiente.
Para obtener un sabor más sofisticado, agrega al chocolate fundido un poco de coñac o licor de naranja al coñac.
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