Junte las dos masas y amáselas durante 15 minutos o hasta que obtenga una masa dura y elástica que se despegue fácilmente de la mesa de trabajo. Divídala en porciones de 40 gramos aproximadamente y gire cada una con la mano sobre una superficie plana, mientras ejerce una ligera presión sobre ellas, hasta que queden lisas y uniformes en toda su superficie. (A este proceso se le llama “bolear”.)
Aplane una esfera con las yemas de los dedos y doble la parte de arriba hacia el centro de sí misma, hasta la mitad. Presione el doblez con las yemas de los dedos y doble de nuevo para cerrar la masa y obtener la forma de un bolillo. Repita este procedimiento con el resto de las esferas de masa.
Extienda cada bolillo hacia atrás y hacia adelante con la palma de sus manos, y presionando al mismo tiempo las orillas para que se formen las puntas.
Engrase una charola con la manteca y acomode los bolillos con una separación de 5 centímetros entre cada uno. Cubra la charola con plástico autoadherible y deje reposar los bolillos en un lugar tibio durante 45 minutos aproximadamente o hasta que dupliquen su volumen.
Precaliente el horno a 220 ºC. Realice una incisión con una navaja de afeitar en la parte superior de cada bolillo para hacer la abertura tradicional y barnícelos con un poco de agua.
Hornee los bolillos durante 15 minutos o hasta que se doren.
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