Masa de tejido nervioso contenida en la cavidad del cráneo de los animales; en la cocina es una forma de referirse al cerebro. En México los sesos de res y de cerdo se utilizan principalmente en el centro del país para preparar quesadillas, sopas y algunos guisos. En Puebla son muy comunes como relleno de molotes: se cuecen en agua con sal y luego se pican, por separado se acitrona cebolla, ajo, perejil y epazote y se añaden los sesos, que después de cocerse un par de minutos quedan con una consistencia de masa con la que rellenan los molotes. En La Chinantla, Oaxaca, los sesos de res se guisan con chiles verdes, ajo, cebolla y jitomate picados; se colocan en hojas de pozol o de plátano y hierba santa, se envuelven y se cuecen en comal. En el país también se comen los sesos del carnero.
Tamal elaborado con sesos picados finamente que se cuecen con asientos de chicharrón. Se mezcla con chiles serranos, cebolla, epazote y carne de cerdo molida; se envuelve en hojas de maíz que se cortan por las puntas para amarrarse y se cuece al vapor. Es típico del Estado de México.
Platillo elaborado con nopales, sesos, tomate, cebolla, ajo, epazote y venas de chile de árbol; todo se envuelve en hojas de maíz y se cuece al vapor. Se consume en Milpa Alta, Distrito Federal.