Esta problemática ha provocado que los productores de dichas bebidas destiladas quieran encontrar alternativas para evitar daños masivos al ecosistema, entre ellos, Jonathan Barbieri, de mezcal Pierde Almas, una empresa certificada como ambientalmente responsable.
Además de la creciente deforestación de campos agaveros, Jonathan asegura que una de sus principales preocupaciones al fundar la marca era que no podía darle uso al bagazo después de haber usado las pencas.
Así que se dio a la tarea de investigar qué hacer con este residuo, en este proceso conoció a Alberto Valenzuela, un artista y artesano dedicado a la fabricación de papel con fibras naturales.
Alberto haciendo papel.
Alberto trabajó por muchos años con Francisco Toledo, afamado artista plástico mexicano, activista de izquierda y ambientalista, en su estudio en San Agustín, Oaxaca, pero al poco tiempo decidió independizarse y combinar su interés por el arte y la biología en un espacio que surgió entre la naturaleza: Papel Oaxaca.
Bagazo, fibras de izote, plátano, maguey, algodón, corteza de árbol, lana de borrego, cactus, tallo de frijol, gusano de seda, entre otros, son los materiales que usa para la fabricación de papel en el taller ubicado en la comunidad de San Agustín Etla, en Oaxaca.
Papeles hechos a partir de diferentes fibras.
Desde el año 2000, las fibras son recolectadas y sometidas a distintos procesos de prensado y secado de manera artesanal; con ayuda de sus compañeros Daniel, Luis, Yanet y Jesús producen 140 pliegos de papel al día, y entre ellos, están los respectivos de las etiquetas para el mezcal Pierde Almas.
“Comemos del maguey, tenemos que regresarle algo ‘¿qué podemos hacer con el bagazo?’ nos preguntábamos. Es una fuente de contaminación para la tierra. Como especialistas en fibras queremos trabajar con el bagazo. La pared del fondo de taller es de esta fibra. Estamos proponiéndolo como material de construcción, pero también es bueno como papel”.
“Una de las experiencias más importantes que tenemos es la conexión con el mezcal, especialmente con el agave, porque nos brinda una gran cantidad de materia; encontramos también que el bagazo se puede utilizar para hacer paredes, y estamos investigando cómo sustituir los platos de unicel con esta misma fibra”, dijo Alberto.
Comprometidos con el mismo objetivo, Jonathan provee de bagazo a Alberto y el artesano lo convierte en etiquetas para Pierde Almas y papel.
“El bagazo genera sustancias con un pH muy bajo, es muy ácido, casi como vinagre. Si tú lo hechas como tal a la tierra, la acidifica, y no permites que crezcan otras plantas”, mencionó el artista.
Añadió que debido a la demanda intentaron producir más papel, pero se dieron cuenta que la ambición es sinónimo de devastación, pues se necesitaba más materia prima y más recursos para trabajar.
“Rechazamos a muchos mezcaleros que vienen a buscar papel para sus etiquetas, porque su visión no es la que yo comparto. Ellos sólo quieren hacer negocios, pero no quieren darle doble vida al maguey”, insistió.
Actualmente, Alberto Valenzuela hace papel de distintas fibras, tiene pliegos de varios tamaños y a veces, dependiendo la demanda, también hace libretas; pese a su popularidad, el artista no quita el dedo del renglón, su visión es poner un granito de arena para cuidar el ecosistema.