¿Que está pasando con el maíz transgénico en México?

Estados Unidos exporta a México el 26 % de su producción de maíz amarillo genéticamente modificado, por lo que la reciente suspensión de importación representa una gran pérdida para el país vecino del norte.

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En el territorio que hoy es México el maíz se logró adaptar y domesticar, pues desde la era precolombina se comenzó a preparar la nixtamalización (cocer el maíz con cal). Este tratamiento propició un mejor aprovechamiento nutricional, aportando aún más su combinación con otros productos de la milpa, como el frijol, la calabaza y el chile.

El maíz representa casi la mitad del volumen total de alimentos que se consumen en México, pues este cereal es de fácil reproducción y almacenamiento. Además, con él se elaboran infinidad de preparaciones culinarias, como tamales, tortillas, atoles, garnachas e incluso bebidas.

La diversidad de la cocina mexicana no es casualidad. El maíz ha representado el sustento y la base de la alimentación, además de ser el centro cultural culinario y, para muchas personas que lo siembran, cosechan y consumen, también es sustento espiritual. De ahí la importancia del arraigo de la gente a su territorio y su lucha por la defensa de la biodiversidad.

Maíz transgénico, ¿beneficio para quién?

Se denomina transgénico a aquel organismo o célula cuyo material genético ha sido alterado o modificado a través de la introducción de ADN proveniente de otra especie. Se ha vendido muy bien la idea de que el objetivo de modificar o alterar genéticamente una especie es únicamente para acelerar los procesos de reproducción y de adaptabilidad, sin embargo, el maíz que crece en la milpa es un sistema de cultivo dinámico, es decir, que su polinización es libre y el movimiento de sus semillas se debe a las comunidades indígenas y campesinas quienes intercambian semillas locales y regionales.

México importa de Estados Unidos 17 millones de toneladas de maíz amarillo transgénico, lo que se traduce en 5 000 millones de dólares, siendo México el principal comprador de dicho país. Diversas empresas transnacionales son las encargadas de producir tales volúmenes de maíz transgénico, dejando a un lado la gran biodiversidad y promoviendo monocultivos contaminados, con el único objetivo de incrementar su comercialización.

La disputa por el maíz y el T-MEC

La tensión crece entre México, Estados Unidos y recientemente Canadá, pues en 2020 el gobierno mexicano emitió un mandato que entraría en vigor en 2024 donde se prohibía la importación y producción de maíz genéticamente modificado. Ante la negativa por parte de Estados Unidos, el gobierno mexicano expuso que este decreto permitiría su importación y producción únicamente como alimento para ganado, pero dicha respuesta no fue bien recibida por el gobierno estadounidense.

El mandatario norteamericano convocó una reunión de expertos para tratar el tema y concluir en acuerdos, sin embargo, debido a la nula concordancia se decidió realizar un panel en el que se impugnará el decreto mexicano. Por su parte, el primer ministro de Canadá anunció el pasado mes de agosto que se sumaría al panel, pues argumenta que México está violando las cláusulas establecidas en el T-MEC y que la decisión de prohibir dicha importación no cuenta con un respaldo meramente científico.

Biodiversidad en riesgo

La introducción de las especies genéticamente modificadas también trajo consigo la aplicación de herbicidas, como el glifosato, del que se ha demostrado que trae graves daños para el medio ambiente y la salud humana. Y es que la contaminación del campo mexicano con la inserción de especies transgénicas ha generado una discusión colectiva entre campesinos, comunidades indígenas, colectivos y asociaciones civiles que persiguen un mismo objetivo: la soberanía y la autosuficiencia alimentaria.

La gran diversidad de maíces en México, desde las tradicionales mazorcas amarillas y blancas hasta las más complejas como las azules, rojas o incluso de diversos colores, son muestra de la riqueza del campo mexicano. Atentar contra toda esta biodiversidad demuestra la complejidad de este problema, pues están en riesgo más de 60 especies nativas de nuestro país. Al respecto, Álvaro Salgado, del Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas, mencionó que “es una agresión en lo más profundo de lo que da identidad a México y sus habitantes originarios. Por eso las comunidades y las organizaciones hemos decidido tomar el problema en nuestras propias manos”.

El incremento en el consumo de productos agrícolas genéticamente modificados es notable, en parte por el desconocimiento y la desinformación, pero también porque, desde una óptica capitalista y expansionista, se ha desvalorizado el trabajo campesino, dando preferencia y mayor valor al trabajo industrial y a grandes volúmenes. Es necesario cuestionarse ¿hasta qué punto hemos permitido que la industria y los acuerdos internacionales decidan lo que sí y lo que no comemos? ¿Es necesario un decreto gubernamental para volver a darle valor al trabajo campesino y a las semillas nativas?

Por Miguel Ángel Ruiz Mendoza

Fuentes consultadas

 

Redacción, “Biodiversidad, Razas de maíces en México”, CONABIO, (18/09/2023).

Redacción, “Las claves del pleito entre México y EU por el maíz transgénico”, Expansión Economía, (18/09/2023).

Cota, Isabella, “Estados Unidos lleva a un panel del TMEC la disputa por el maíz transgénico en México”, El País, (26/09/2023).

Ribero, Silvia, “Maíz, transgénicos y transnacionales”, Editorial ITACA, (26/09/2023).

Castillo Hernández, Mariana, “Maíz transgénico y el T-MEC: claves para tomar en cuenta”, Mar Viaja y Come, (28/09/2023).

Fotografía por Miguel Ángel Ruiz Mendoza

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