Los alimentos enlatados son un aliado en tiempos difíciles

Los primeros intentos para conservar los alimentos por periodos prolongados; surgió ante la necesidad de alimentar a los soldados y marinos durante viajes que podían durar meses o años. Otros métodos de conservación como el salado de los alimentos, resultaban ineficientes bajo ciertas condiciones climatológicas.

¿Cómo surgieron los alimentos enlatados?

Nicolás Appert fue el inventor francés que impulsó la nueva técnica de conservación de alimentos. En 1795, el confitero comenzó a realizar pruebas introduciendo alimentos crudos o previamente cocidos en frascos de vidrio, tapados con un corcho y sellados con lacre. Después, los introducía en agua hirviendo durante más de 15 minutos. El resultado final fue la conservación de las propiedades organolépticas del producto durante meses o años. La apertización, técnica de conservación por medio del calor, fue incorporada al Ejército y la Marina Francesa. Sin embargo, pronto surgieron nuevos problemas, ya que los frascos se rompían con facilidad en las contiendas.

En 1810, el inglés Peter Durand utilizó la misma técnica, pero en recipientes de hojalata que poseían una tapa sellada con un anillo de estaño. Con el paso de los años esta idea se fue perfeccionando hasta que su uso se consolidó durante la Primera y Segunda Guerra Mundial.

¿Cómo se hacen los alimentos enlatados?

Los alimentos a enlatar llegan a la planta empacadora. Aquí son sometidos a un control de calidad fisicoquímico y sensorial. Después, éstos son lavados, desinfectados y cortados, pelados o cocinados, según sea el caso. Los alimentos frescos o cocinados se introducen a las latas y se sellan para someterlas a la esterilización. La temperatura y los tiempos del proceso dependen de cada alimento, pero esto ayuda a que los alimentos no necesiten ningún aditivo. Por último, las latas son etiquetadas y están listas para ser distribuidas.

Los enlatados: Lo bueno y lo malo

Las empresas que dirigen la producción y distribución de alimentos enlatados han impulsado múltiples mejoras; con la finalidad de ofrecer un producto confiable para el consumo de los seres humanos.

Los principales materiales con los que se elaboran las latas son el acero y el aluminio, con un recubrimiento de barniz de grado alimenticio. Esto garantiza mayor resistencia y protección a los alimentos. También los materiales de los que están hechos los productos enlatados son fáciles de reciclar, a diferencia de otros materiales como el plástico.

Por esas razones, los productos enlatados ayudan a evitar el desperdicio de alimentos. Pues los alimentos enlatados tienen una larga vida útil de anaquel y protección contra peligros físicos y biológicos. Asimismo, por el proceso de producción, los enlatados no requieren aditivos. Otra ventaja de los enlatados es que nos da accesibilidad a ciertos ingredientes, fuera de su temporada y también nos reduce los tiempos en la cocina.

Sin embargo, los enlatados pueden contener sales o azúcares innecesarios. Además, por la cocción en el proceso de elaboración, se ven afectadas las vitaminas solubles en agua, como la C y la B.

Los alimentos enlatados fueron en el siglo XIX una innovación para la industria alimentaria. Éstos permitieron a los seres humanos alimentarse durante las grandes crisis, sin correr mayores riesgos. Este tipo de inventos no sólo facilitan la vida diaria, sino que también permitía que los alimentos llegaran a manos de más personas.

Por Evelyn Castro

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