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Resultados de la búsqueda: Corazón
Oreja de burro
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Planta trepadora que crece y se desarrolla sobre piedras y árboles; tiene hojas acorazonadas y oscuras, cuyo sabor agradable recuerda ligeramente al cilantro. Se utiliza en los tamales de vigilia en la sierra de Xicotepec de Juárez, Puebla.
Oreganón
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Hoja aromática de forma acorazonada, gruesa, con orillas aserradas y textura aterciopelada y quebradiza. Es de color verde limón y se caracteriza por un fuerte aroma, similar al del orégano. Las hojas miden entre 4 y 10 cm de diámetro. Su nombre se debe a su gran tamaño. Se utiliza para preparar algunos platillos en la península de Yucatán. En Tabasco sirve para dar aroma a los caldos de gallina y al pato con arroz. En el sur del estado de Veracruz se emplea en caldos, platos de pescado, arroz y guisos de carne.
Fruta de horno
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Galleta de harina de maíz o pinole, manteca de cerdo y piloncillo o azúcar que se hornea. Según la región puede tener forma redonda, ovalada, de rosca o de letra “S”, entre otras. Se llaman así porque tradicionalmente se dice que son un fruto o regalo que sale del horno. Estas galletas pueden encontrarse en Aguascalientes, Colima, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz y Zacatecas. Suelen acompañarse con café de olla en la merienda, y se venden casi siempre en las ferias populares.
En el Estado de México se preparan con harina de trigo, maíz tostado, piloncillo y manteca de cerdo; su forma es redonda, ovalada o de moño sencillo. Son famosas en las dulcerías de Toluca, donde se venden en cajitas de cartón blanco. En Oaxaca son panecitos de harina de trigo en forma de estrellas, hojitas, gusanitos, polvorones, patitos o flores, que se acostumbran en ocasiones especiales como bautizos o comidas solemnes. En el norte de Veracruz se preparan de diversas formas, entre ellas flores, chiles, corazones y memelas. Conocidos en Oaxaca como refresquitos.
Frituras de manzana
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Manzanas descorazonadas y cortadas en aros, rebozadas con una mezcla de huevo, harina y agua mineral con gas, fritas en aceite y espolvoreadas con azúcar y canela en polvo. Se acostumbran en Comitán, Chiapas, como postre o botana callejera.
Figuritas de Ejutla
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Confites de azúcar rellenos con una mielecilla envinada. Se hacen en forma de liras, zapatos, sombreros y corazones y se adornan con hojas y flores. Se acostumbran en Oaxaca durante el día de Muertos.
Chanfaina
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Platillo preparado con vísceras frescas de res o cerdo, guisadas en una salsa espesa de chiles y especias, o en adobo. Las recetas varían según la región. Tradicionalmente se hace con hígado y bofe de carnero, manteca de cerdo, jamón y chorizo; el guiso incluye también bolillo duro, cebolla, ajo, jitomate, ajonjolí, epazote, clavo, alcaparras, aceitunas, azúcar, vinagre, sal, pimienta y caldo. Los ingredientes se cuecen a fuego lento hasta que el caldillo quede espeso.
Existen muy pocas referencias históricas de la llegada de este platillo que trajeron los españoles. Es evidente que estos preparados se hacían cuando se sacrificaban los animales, y eran una de las mejores formas de aprovechar y conservar las vísceras para comer. En México se transformaron las recetas a través del tiempo pero siempre se hicieron principalmente con vísceras de cerdo o de res. Son guisos muy antiguos acostumbrados en muchos estados del país; se sabe que en Colima se han preparado por lo menos desde el siglo XVIII.
Suele ser una preparación que se hace en comunidades rurales o pueblos pequeños, cuando se sacrifican animales para una fiesta grande utilizando la carne en el guiso principal y las vísceras en chanfaina, misma que se da de comer a los miembros de la familia, amigos y los vecinos de la comunidad que ayudan en los preparativos cuando alguien se casa o se festeja su cumpleaños. En Chiapas es un guiso de gran arraigo, sobre todo en lugares como Comitán, Soconusco, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas y Teopisca. En varias regiones se hace una chanfaina diferente, de consistencia seca o caldosa según el gusto del comensal. Se utilizan vísceras de carnero, res o cerdo con diferentes tipos de salsas; en todas destaca el sabor y color que les aporta el perejil.
La chanfaina de borrego es típica del municipio de Bochil y se hace principalmente con hígado, riñones, corazón, panza y bofe. Una vez cocidas y picadas las vísceras, se fríen en manteca de cerdo o aceite y se les añade canela, jitomate, cebolla, ajo, chile ancho y rebanadas de pan de caja. Los zoques también acostumbran preparar una chanfaina de menudo de res, pepitas de calabaza y especias. En Guerrero, la chanfaina, o montalayo, se acostumbra guisar en caldo, o una salsa de adobo picante preparada con chiles secos y especias. En Zacatecas y San Luis Potosí las vísceras o asaduras del cabrito se fríen y condimentan con salsa de jitomate y chiles verdes.
Carnitas
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Platillo preparado con vísceras frescas de res o cerdo, guisadas en una salsa espesa de chiles y especias, o en adobo. Las recetas varían según la región. Tradicionalmente se hace con hígado y bofe de carnero, manteca de cerdo, jamón y chorizo; el guiso incluye también bolillo duro, cebolla, ajo, jitomate, ajonjolí, epazote, clavo, alcaparras, aceitunas, azúcar, vinagre, sal, pimienta y caldo. Los ingredientes se cuecen a fuego lento hasta que el caldillo quede espeso.
Existen muy pocas referencias históricas de la llegada de este platillo que trajeron los españoles. Es evidente que estos preparados se hacían cuando se sacrificaban los animales, y eran una de las mejores formas de aprovechar y conservar las vísceras para comer. En México se transformaron las recetas a través del tiempo pero siempre se hicieron principalmente con vísceras de cerdo o de res. Son guisos muy antiguos acostumbrados en muchos estados del país; se sabe que en Colima se han preparado por lo menos desde el siglo XVIII.
Suele ser una preparación que se hace en comunidades rurales o pueblos pequeños, cuando se sacrifican animales para una fiesta grande utilizando la carne en el guiso principal y las vísceras en chanfaina, misma que se da de comer a los miembros de la familia, amigos y los vecinos de la comunidad que ayudan en los preparativos cuando alguien se casa o se festeja su cumpleaños. En Chiapas es un guiso de gran arraigo, sobre todo en lugares como Comitán, Soconusco, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas y Teopisca. En varias regiones se hace una chanfaina diferente, de consistencia seca o caldosa según el gusto del comensal. Se utilizan vísceras de carnero, res o cerdo con diferentes tipos de salsas; en todas destaca el sabor y color que les aporta el perejil.
La chanfaina de borrego es típica del municipio de Bochil y se hace principalmente con hígado, riñones, corazón, panza y bofe. Una vez cocidas y picadas las vísceras, se fríen en manteca de cerdo o aceite y se les añade canela, jitomate, cebolla, ajo, chile ancho y rebanadas de pan de caja. Los zoques también acostumbran preparar una chanfaina de menudo de res, pepitas de calabaza y especias. En Guerrero, la chanfaina, o montalayo, se acostumbra guisar en caldo, o una salsa de adobo picante preparada con chiles secos y especias. En Zacatecas y San Luis Potosí las vísceras o asaduras del cabrito se fríen y condimentan con salsa de jitomate y chiles verdes.
Vísceras
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Órganos contenidos en las cavidades de los animales como panza, corazón, riñones, pulmones, molleja, pescuezo, tripas, hígado, sesos, etc. Res, cerdo, borrego, venado, pollo, cabrito y chivo son algunos de los animales de los cuales se consumen sus vísceras en diferentes preparaciones. Cada una o en su conjunto forman platillos que reciben diferentes nombres. Algunas preparaciones elaboradas con vísceras son: ajiaco, arroz con menudencias, asadura, barbacoa, bofe, cabrito en su sangre, caldo matancero, carne suelta, chanfaina, chicharrón de vísceras, chocolomo, cochinito a la cubana, criadillas, discada, esquimol, gandinga, higaditos de fandango, hígado, machitos, menudo, mextlapique, mole de caderas, mole de revuelto, mollejas de pollo, mondongo, montalayo, obispo, pancita de barbacoa, patagorría, pepena, picadillo de menudo, riñón, sesos, tachilhuil, tacos de cabeza de res, tripas de pollo o tripas de res. Se les conoce también como menudencias o dentros.
Piña de maguey
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Tronco corto y grueso del maguey que después del corte de las pencas semeja la cáscara y forma de una piña. Se cuece para extraer un jugo que se fermenta y destila para obtener diferentes tipos de mezcal.
Xonequi
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Planta trepadora con hojas verdes de forma acorazonada, que miden 8 cm en su parte más ancha y aproximadamente 10 o 12 cm de largo. En Xico, Veracruz, se añaden generosas porciones de sus hojas a los frijoles negros; también suelen mezclarse en la masa de maíz para hacer bolas, e incluirlas en el mismo caldo de frijoles negros, llamado frijol con xonequi. Conocida también como chonegue o chonegui.
Chocolomo
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Puchero de lomo de res y sus vísceras como hígado, sesos, corazón, riñones y lengua, los cuales se cuecen y condimentan con jitomate, ajo, pimienta, orégano, cebolla, cilantro, comino, hierbabuena, clavo, jugo de naranja agria y sal. Ya cocido, se decora con rebanadas de lima. Dependiendo de las costumbres familiares se puede acompañar en la mesa con la salsa llamada salpicón, chiltomate, salsa xnipec y rebanadas de lima, limón y lechuga.
La forma de acompañarlo o servirlo es al gusto, pero lo más común es que se sirva un plato sólo con la carne, y por separado el caldo y las verduras. En otros casos, se sirve el caldo con carne y las verduras por separado. Para acompañar este platillo, se prefiere el agua de frutas y la cerveza.
La carne es preparada antes del cocimiento; ésta se lava varias veces con abundante jugo de limón y agua. La carne es cocida con agua, sal, chile dulce y chile xcatic. Posteriormente se integran los demás ingredientes. Si la carne no lleva esta preparación previa, el guiso entonces se llama dzanchac. El nombre deriva de la palabra híbrida maya choko (chakaw) que significa caliente y lomo. Es un caldo que se acostumbra en toda la península de Yucatán y, al igual que la pancita del centro del país, se trata de un tónico para las personas con resaca, ya que asienta el estómago.
Algunos investigadores mencionan que este platillo se trata en realidad de un trasplante de raíces y tradiciones. Al no poder sacrificar el venado, los antiguos mayas comenzaron a sacrificar las reses que llegaron a la península, específicamente a Campeche en 1543. En la actualidad, es un guiso con carácter festivo sobre todo cuando se elabora con carne de toro lidiado durante las tradicionales fiestas yucatecas llamadas vaquerías. También es una comida común para los fines de semana, ya que se acostumbra servir chocolomo los sábados durante el almuerzo.
Cacao
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Árbol de la familia de las esterculiáceas de cuyo fruto se obtienen los granos con los que se produce el chocolate. Del náhuatl cacahuatl, y éste del maya kakaw, fruto rojo y fuerte. El fruto se denomina mazorca de cacao y puede medir hasta 30 cm de largo y unos 10 de grueso; tiene forma ovoide y su cáscara posee surcos y costillas longitudinales y rugosas color verde claro, amarillo, rojo o moreno rojizo, de ahí su nombre: “fruto rojo y fuerte”; esto último probablemente se debía a que su consumo fortalecía.
A diferencia de otros frutos, éste se desarrolla en el tronco y las ramas principales del árbol. Cuando la mazorca se ha desarrollado totalmente, se corta y se abre para sacar las semillas frescas. Su origen se remonta unos 4 000 años en la América tropical y subtropical. Theobroma angustifolia DC, o cacao de Soconusco, es una especie que se cultiva especialmente en Tabasco, Chiapas y Oaxaca para la elaboración del chocolate-atole.
Sus granos son de buena calidad y su uso es local y muy reducido. De la mazorca se utilizan los granos y la pulpa blanca que los recubre. Esta capa algodonosa, húmeda y suave, cuyo sabor agridulce recuerda al de la guanábana, se aprovecha para preparar una bebida local llamada cacahuada e igualmente se aprovecha en la fermentación de las semillas. Los granos se destinan a la elaboración de tabletas o barras de chocolate, a la bebida del mismo nombre y al pozol, para lo cual es necesaria la fermentación de los granos. Los granos frescos, con todo y su pulpa blanca, se colocan en tinas de madera a temperatura tropical ambiente, iniciando así el proceso de fermentación que toma unos siete días, siempre y cuando se trasieguen las semillas para no interrumpir la fermentación. Después se seleccionan por tamaño, se lavan, se secan al sol y se torrefactan, esto es, se tuestan al fuego.
En muchas poblaciones se produce el chocolate de metate para hacer la bebida con agua o leche, y en otras se sigue utilizando el grano para hacer el popo, el pozol y el pulunche, entre otras bebidas. En el zócalo de Zacatenco, Tlaxcala, se vende una bebida fría y espumosa llamada cacao, hecha con haba seca, maíz y cacao tostados y molidos con canela y anís, desleídos en agua y endulzados con piloncillo. Las culturas que se establecieron en las cuencas del Amazonas y el Orinoco, en las selvas de Colombia y Panamá, ya conocían el fruto, del cual chupaban únicamente la capa blanca para luego tirar la almendra, que era devorada por aves, venados y ardillas.
Los primeros registros de la domesticación y utilización de la semilla procesada para consumo indican que los responsables fueron los mayas, quienes hace unos 2 000 años lo utilizaron como alimento y moneda, por lo que era un símbolo de poder y riqueza. Ellos fueron los primeros en tostar el grano y quienes desarrollaron la técnica de molerlo para obtener un polvo que después batían fuertemente con un molinillo. Este conocimiento lo adquirieron los mexicas, quienes también le tuvieron gran estima, al grado de exigir cacao como impuesto a los pueblos que dominaban.
Normalmente lo secaban, tostaban y molían cuatro o cinco veces, le agregaban agua y formaban una pasta que al reposar adquiría mejor sabor y consistencia; luego, la guardaban por seis o más días, para después preparar el chocolate. Su consumo fue exclusivo de las clases privilegiadas, pues el grano tenía un valor muy elevado como moneda. El cacao fue tan importante en la época prehispánica, que en diferentes culturas mesoamericanas existieron varios mitos y cultos divinos relacionados con él. Siempre fue una bebida ritual y no una golosina.
Fue de los pocos frutos que, por sus virtudes y sabor, fueron bien acogidos por los conquistadores y evangelizadores españoles, quienes hablaron de éste con aprecio, lo que no sucedió con otros productos americanos, muchos de los cuales incluso perdieron pronto su nombre original. En el México prehispánico existió una clasificación del cacao por su tamaño.
Francisco Hernández reporta cinco variedades, las cuatro principales eran: cuauhcacahuatl, mecacacahuatl, xochicacahuatl y tlalcacahuatl; y aunque en la actualidad estas variedades no han podido ser identificadas con exactitud, se sabe que el tlalcacahuatl, llamado cacao de la tierra o cacao humilde, se utilizó más como alimento y los otros tres como moneda. La quinta variedad, cuauhapetlachtli, considerada la menor, se daba como limosna a los pobres. Fray Bernardino de Sahagún también reportó la utilización del cacao en distintas bebidas. Algunas de estas preparaciones prehispánicas se siguen encontrando en algunas comunidades indígenas.
Después de la Conquista, los españoles adoptaron y difundieron en sus nuevos territorios el valor del cacao como alimento y, sobre todo, como moneda. Los indígenas continuaron tributando con cacao a las autoridades virreinales, quienes más tarde también tuvieron que pagarlo a la corona española. En esa época algunos religiosos auspiciaron su explotación y comercialización para costear su tarea evangelizadora y sustentar sus misiones y obras de caridad, esforzándose por ampliar estas plantaciones y mantenerlas en óptimas condiciones, ya que al beneficiar el cultivo se enriquecían.
El cacao dejó de ser moneda circulante hasta 1536, fecha en que se estableció la primera casa de moneda de América bajo el virrey Antonio de Mendoza, aunque después se regresó al viejo sistema y se utilizó como moneda en algunas partes del país todavía hasta 1850. Durante más de un siglo, las técnicas de cultivo estuvieron ocultas por los españoles: sólo ellos podían realizar nuevos plantíos, por lo que su comercio estuvo monopolizado. Las plantaciones, originadas en México, se extendieron a Venezuela, Ecuador, Brasil, Haití, Trinidad, Guatemala y El Salvador.
Con el arribo de la leche y el azúcar de caña al Nuevo Mundo, la bebida prehispánica empezó a transformarse cada vez más: ahora se servía caliente y no fría, dulce y no amarga, hasta llegar a convertirse en lo que hoy conocemos como chocolate. Entonces cautivó el paladar europeo y provocó un incremento en la demanda del grano, que se volvió extremadamente codiciado, lo que propició que, tras el debilitamiento del imperio español, los piratas ingleses y holandeses traficaran con él.
Al capturar naves provenientes de Venezuela y Ecuador, los piratas rompieron el monopolio español del cacao, a tal grado que, a mediados del siglo XVIII, los españoles lo tuvieron que adquirir en Amsterdam; ese fue el inicio de la tradición chocolatera en Holanda. En 1882, el holandés Van Huten inventó una máquina que, además de moler el grano, lo presionaba para obtener manteca de cacao y un polvo que se denominó cocoa. En 1902, Rudolph Lindt creó el chocolate en tableta, basándose en la costumbre maya de moler y batir el cacao lo más posible para extraerle su mejor sabor.
El cacao posee también propiedades medicinales: estimula el sistema nervioso central y tiene más efecto sobre el corazón que la cafeína. En comunidades rurales se utiliza como remedio para la angina de pecho, el sarampión, quemaduras, resequedad de la piel y mordeduras de víbora. En todo el país tiene un gran valor alimenticio, farmacéutico, industrial y económico.