Los otros aceites comestibles y sus cualidades culinarias

Usados para freír, saltear o aderezar, los aceites son un elemento que no puede faltar a la hora de cocinar. ¡Aprovecha otras variedades de aceites comestibles y conoce los beneficios de su consumo!

El aceite es la materia grasa de textura fluida que se obtiene de frutas, semillas o raíces. En proporciones adecuadas, los ácidos grasos monoinstaturados, poliinsaturados y omegas, que se encuentran en los aceites, son considerados benéficos para la prevención de enfermedades cardiovasculares y para el procesamiento de ciertas vitaminas solubles en grasa, como la vitamina E.

¿Qué son las grasas y por qué las necesita el cuerpo? Encuentra la respuesta aquí.

A partir de la década de los 70, el aceite desplazó a la manteca y comenzó a popularizarse en todo México como un elemento para freír, saltear, dorar o añadir a una amplia gama de salsas y condimentos. Hay muchas variedades distintas de aceites comestibles, cada una con cualidades únicas. A continuación, te presentamos algunos tipos de aceite que pueden dar un toque extra a tus preparaciones.

 

Aceite de cacahuate

Este aceite amarillento se obtiene a partir del prensado o cocción de los frutos tostados de cacahuate. Entre sus cualidades en la cocina, este aceite soporta bien las altas temperaturas, hasta 180°C. Además, desprende un ligero aroma a nuez. Si es filtrado adecuadamente, puede reutilizarse hasta seis o siete veces.

Entre sus beneficios en el organismo, este aceite mejora la circulación y la oxigenación de la sangre. Por otro lado, reduce la oxidación del colesterol, incrementa el metabolismo celular y fomenta la formación de colesterol benéfico.

 

Aceite de aguacate

Este aceite se logra a partir del prensado en frío y la centrifugación de la pulpa de aguacate. Una vez obtenido el aceite en crudo, se deja reposar y pasa por un proceso para eliminar todas las ceras formadas por la piel del fruto.

Entre los beneficios de consumir aceite de aguacate destaca la reducción de los niveles de colesterol y radicales libres, que pueden promover el desarrollo de diabetes tipo 2  o algún tipo de cáncer.

 

Aceite de pepita de uva

También conocido como aceite de semilla de uva; es obtenido de las semillas de uvas utilizadas para la producción de vino. Es muy aromático y tiene un acentuado sabor a nuez; puede ser aprovechado para macerar carnes y aderezar ensaladas.

Por su contenido en ácidos grasos poliinsaturados, este tipo de aceite ayuda a controlar el colesterol y los triglicéridos. Además, proporciona grandes cantidades de vitaminas C y D.

 

Aceite de ajonjolí

El aceite de ajonjolí es uno de los más antiguos en la cocina, pues era utilizado por los egipcios. Es especialmente popular en las cocinas del Oriente y de Asia, ya que posee un aroma perfumado. Provee ácidos grasos que disminuyen el colesterol y los triglicéridos. Además, favorece la circulación sanguínea, aporta vitamina E y lecitina.

 

Aceite de coco

Se extrae de los cocos maduros de la palma del mismo nombre. Para elaborarlo se aprovecha la copra o carne blanca del fruto, misma que es prensada o extraída en frío.

En los últimos años, este aceite se popularizó en el mundo de la belleza y la gastronomía. Sin embargo, su alto contenido de ácidos grasos saturados lo hacen poco recomendable para el consumo humano.

 

Aceite de palma

Esta grasa de origen vegetal se obtiene a partir del prensado del fruto de la palma. Debido a su perfil en ácidos grasos saturados, es considerado poco saludable y, por lo tanto, no se recomienda en la dieta diaria. El aceite de palma es comúnmente utilizado en alimentos procesados como helados, salsas, galletas, panes o chocolates.

Conoce esta deliciosa receta de crema de avellanas que no contiene aceite de palma.

Recuerda incluir aceites responsablemente a la hora de cocinar o darle un último toque a tus platillos. Su consumo debe ser moderado para mantener una dieta balanceada. Aprende a usarlo en marinadas para carnes y verduras, haciendo clic en este enlace.

Por Evelyn Castro

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