Diccionario gastronómico

Bichicoris

Trozos de calabacita, oreados y secados al sol (se pueden considerar en realidad como orejones de calabaza). Para hacerlos, la calabacita se cuece a medias y se cortan los trozos en forma de espiral para orearlos. Cuando están secos se almacenan, y para guisarlos se remojan y se les da un hervor para que recuperen su consistencia. Esta técnica indígena se practicaba en las haciendas, donde los orejones se colgaban en los techos de los corredores para que se secaran sin que les diera el sereno. Se acostumbran en Sonora, donde usualmente se guisan en una salsa de jitomates asados, chiles verdes, ajo y cebolla; a veces también llevan queso. En Coahuila los llaman simplemente orejones que, después de hidratar, capean con huevo. Se consumen sobre todo en la época de cuaresma.

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