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Resultados de la búsqueda: Leche de cabra
Pan
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Alimento que se obtiene mediante el horneado de una masa o pasta que generalmente se amasa y se fermenta, aunque en ocasiones uno o ambos procedimientos se omiten. Los ingredientes básicos son harina y agua; generalmente se añaden levadura y sal. En México tradicionalmente se hornean en hornos de piedra o de barro, aunque en la actualidad se utilizan sobre todo hornos industriales. La panadería mexicana se divide en dos grandes grupos: los panes de dulce y los de sal. Con la llegada de los españoles al territorio mexicano, también llegaron el trigo y la tradición de producir pan. Los frailes empezaron a fabricar hogazas planas similares a tortillas muy gruesas; con el tiempo se comenzaron a hornear bolillos, cocoles y pan de agua o pan español; tiempo después nació la gran variedad de pan de dulce que ahora existe. La historia de la introducción del trigo en México es un tanto confusa: una de las versiones indica que pudo haber llegado en los envíos que se mandaban de España como parte de la respuesta a una petición que hizo Cortés a la Corona española en 1525; otra versión refiere que algunos soldados españoles encontraron en sus navíos granos de trigo y los sembraron, y una más atribuida al cronista Francisco López de Gómara relata que un esclavo africano de Cortés encontró tres granos de trigo, los sembró en el huerto de la casa (hoy ubicada en la calle de Ribera de San Cosme número 66) y que de ahí obtuvo una cosecha de 136 granos. Los primeros cultivos formales de trigo se localizaron en poblados aledaños a la Ciudad de México. El despojo de tierras y la imposición de la siembra de trigo fue una constante en la época virreinal, debido a que los indígenas se negaban a sembrar el grano de trigo y sólo sembraban maíz. En el último tercio del siglo XVI, en México ya se producían dos tipos diferentes de panes de trigo: el pambazo, confeccionado con la llamada harina de moyuelo (salvado bien molido), y el pan floreado, hecho con harina más blanca y fina. Al final de ese siglo existían reglamentos que prohibían el uso de dos harinas diferentes en la elaboración del pan. Más tarde surgieron decretos que controlaban los precios, tamaños y formas de vender el pan. Como ejemplo podemos citar la prohibición de venderlo en las pulquerías. A través de los años, poco a poco México adquirió una cultura panadera propia, que se enriqueció ampliamente con las aportaciones de extranjeros, en especial franceses, españoles e italianos que instalaron panaderías familiares en distintos poblados y ciudades de México.
A esta influencia se agregó el ingenio y la habilidad de los mexicanos, quienes inventaron formas nuevas, así como nombres peculiares para cada pan, con lo que lograron la gran diversidad de panes que conocemos hoy en día. La forma de trabajar la masa no cambió mucho en varios siglos y fue hasta 1920 cuando se empezaron a utilizar las amasadoras mecánicas, lo que facilitó el trabajo y diversificó la producción. Tradicionalmente las panaderías estaban equipadas con un horno hecho de adobe o de ladrillos, que era alimentado con leña. Trabajaban tres maestros panaderos: uno de pan blanco, otro de pan de dulce y un pastelero, todos ellos con sus segundos oficiales y medios oficiales. En la actualidad, en diversos pueblos y comunidades e incluso en la Ciudad de México, existen todavía panaderías rústicas que conservan elementos y formas de elaboración similares a las que se practicaban hace 200 años, por ejemplo las mesas para el amasado, para palotear la masa y para el corte y formado del pan, así como el uso de hornos de tabique. No obstante, a causa del crecimiento demográfico el pan comenzó a elaborarse en panaderías grandes e industrializadas, por lo que se han dejado de preparar algunas variedades. En todas las regiones de México se elaboran diferentes tipos de pan, así como panes típicos. Existen panes que se elaboran y consumen de forma cotidiana como las conchas, las orejas, las corbatas, las hojaldras, los cuernos y los cocoles, así como panes de fiesta especiales para las fiestas patronales, como el pan de fiesta de San Juan Totolac, Tlaxcala, o para celebraciones específicas como el pan de muerto y la rosca de reyes.
Nuevo León
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Alimento que se obtiene mediante el horneado de una masa o pasta que generalmente se amasa y se fermenta, aunque en ocasiones uno o ambos procedimientos se omiten. Los ingredientes básicos son harina y agua; generalmente se añaden levadura y sal. En México tradicionalmente se hornean en hornos de piedra o de barro, aunque en la actualidad se utilizan sobre todo hornos industriales. La panadería mexicana se divide en dos grandes grupos: los panes de dulce y los de sal. Con la llegada de los españoles al territorio mexicano, también llegaron el trigo y la tradición de producir pan. Los frailes empezaron a fabricar hogazas planas similares a tortillas muy gruesas; con el tiempo se comenzaron a hornear bolillos, cocoles y pan de agua o pan español; tiempo después nació la gran variedad de pan de dulce que ahora existe. La historia de la introducción del trigo en México es un tanto confusa: una de las versiones indica que pudo haber llegado en los envíos que se mandaban de España como parte de la respuesta a una petición que hizo Cortés a la Corona española en 1525; otra versión refiere que algunos soldados españoles encontraron en sus navíos granos de trigo y los sembraron, y una más atribuida al cronista Francisco López de Gómara relata que un esclavo africano de Cortés encontró tres granos de trigo, los sembró en el huerto de la casa (hoy ubicada en la calle de Ribera de San Cosme número 66) y que de ahí obtuvo una cosecha de 136 granos. Los primeros cultivos formales de trigo se localizaron en poblados aledaños a la Ciudad de México. El despojo de tierras y la imposición de la siembra de trigo fue una constante en la época virreinal, debido a que los indígenas se negaban a sembrar el grano de trigo y sólo sembraban maíz. En el último tercio del siglo XVI, en México ya se producían dos tipos diferentes de panes de trigo: el pambazo, confeccionado con la llamada harina de moyuelo (salvado bien molido), y el pan floreado, hecho con harina más blanca y fina. Al final de ese siglo existían reglamentos que prohibían el uso de dos harinas diferentes en la elaboración del pan. Más tarde surgieron decretos que controlaban los precios, tamaños y formas de vender el pan. Como ejemplo podemos citar la prohibición de venderlo en las pulquerías. A través de los años, poco a poco México adquirió una cultura panadera propia, que se enriqueció ampliamente con las aportaciones de extranjeros, en especial franceses, españoles e italianos que instalaron panaderías familiares en distintos poblados y ciudades de México.
A esta influencia se agregó el ingenio y la habilidad de los mexicanos, quienes inventaron formas nuevas, así como nombres peculiares para cada pan, con lo que lograron la gran diversidad de panes que conocemos hoy en día. La forma de trabajar la masa no cambió mucho en varios siglos y fue hasta 1920 cuando se empezaron a utilizar las amasadoras mecánicas, lo que facilitó el trabajo y diversificó la producción. Tradicionalmente las panaderías estaban equipadas con un horno hecho de adobe o de ladrillos, que era alimentado con leña. Trabajaban tres maestros panaderos: uno de pan blanco, otro de pan de dulce y un pastelero, todos ellos con sus segundos oficiales y medios oficiales. En la actualidad, en diversos pueblos y comunidades e incluso en la Ciudad de México, existen todavía panaderías rústicas que conservan elementos y formas de elaboración similares a las que se practicaban hace 200 años, por ejemplo las mesas para el amasado, para palotear la masa y para el corte y formado del pan, así como el uso de hornos de tabique. No obstante, a causa del crecimiento demográfico el pan comenzó a elaborarse en panaderías grandes e industrializadas, por lo que se han dejado de preparar algunas variedades. En todas las regiones de México se elaboran diferentes tipos de pan, así como panes típicos. Existen panes que se elaboran y consumen de forma cotidiana como las conchas, las orejas, las corbatas, las hojaldras, los cuernos y los cocoles, así como panes de fiesta especiales para las fiestas patronales, como el pan de fiesta de San Juan Totolac, Tlaxcala, o para celebraciones específicas como el pan de muerto y la rosca de reyes.
Gloria
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Foto: Dulces de leche, glorias. (Archivo Gráfico Larousse).
Dulce preparado con leche de cabra, azúcar, vainilla, miel de maíz, nuez pacana y bicarbonato de sodio. Todo se cuece en un cazo de cobre hasta que la mezcla espesa, se deja enfriar y con ella se hacen bolitas que se envuelven en papel celofán rojo. Es el dulce más famoso de Nuevo León, y se elabora en Linares.
Tamal de cacahuate
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Preparación dulce elaborada con manteca de cerdo batida, masa de maíz, polvo para hornear, miel de piloncillo, canela, cacahuates molidos, azúcar, leche evaporada y queso de cabra. Se envuelve en hoja de maíz y se cuece al vapor. Se prepara en la Sierra Gorda de Querétaro.
Cuajada
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
- Leche coagulada por fermentación natural o por la acción de un cuajo. Esta es la fase inicial de la fabricación del queso. En muchos lugares de México también se conoce como requesón, aunque no es lo mismo.
- Parte grasa de la leche que se separa por la acción del calor o de algún ácido.
- En San Luis Potosí y Zacatecas, tipo de queso de leche de cabra con el que se hacen preparaciones regionales, como las gorditas de cuajada, panes de dulce y postres. En Jalisco también se utiliza para hacer el pan de cuajada. En Guerrero, la cuajada se utiliza para las gorditas de cuajada y en Jalisco para los tamales de cuajada.
Cajeta
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Dulce de leche de cabra, de consistencia líquida y muy espesa, preparado con azúcar, bicarbonato de sodio y algún almidón como fécula de maíz. La leche mezclada con los demás ingredientes se hierve por varias horas en un cazo de cobre sin dejar de mover hasta que espesa y toma un color café claro. Sobre la base mencionada se añaden otros ingredientes como vainilla, canela o ron para resaltar el sabor; cuando la cantidad de estos saborizantes es generosa, entonces se convierte en una cajeta con sabor particular; por ejemplo, la cajeta de leche quemada: se deja quemar la leche para darle un fuerte sabor a quemado y así obtener un cajeta más dulce y oscura que la sencilla.
La cajeta de vainilla es similar a la cajeta simple, con un pronunciado sabor que le da el extracto de vainilla. La cajeta envinada es cajeta común a la que se le añade ron o jerez. Es un dulce típico de varios estados del país y su origen se le atribuye a Celaya, Guanajuato; de hecho, en muchos lugares de México se conoce como cajeta de Celaya. En esa ciudad existen muchas fábricas artesanales e industriales que la producen y la envían a todo el país; es un dulce que gusta mucho en todo el territorio nacional. Hay que señalar, sin embargo, que en Michoacán, Jalisco, San Luis Potosí, Puebla, Querétaro y otras ciudades también la fabrican.
Originalmente este dulce se vendía en ferias y dulcerías regionales en cajitas de madera redondas u ovaladas llamadas cajetes, de donde tomó su nombre. Estas cajitas existen todavía, aunque actualmente la mayoría del producto se envasa en frascos de vidrio. En Chihuahua hierven la leche con azúcar, bicarbonato y canela hasta que espesa; cuando se enfría adquiere una textura pastosa y suelen ponerla en moldes forrados con obleas, y la adornan con nueces y pasitas; también la hacen en forma de rollo. La forma más común de comer esta golosina es a cucharadas, con el dedo o untada en pan. Con ella se elaboran otras preparaciones como atole, flan, gelatina, hot cakes y las famosas crepas de cajeta.
Cabrito
- Diccionario: Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana
Cría de la cabra o chivo que se alimenta únicamente con leche; culinariamente se considera cabrito hasta los seis meses de nacido. Al dejar de alimentarse de leche se convierte en chivo hasta la edad en que puede procrear. La chiva tarda en gestar cinco meses y en casos óptimos se logran dos partos al año. Para los ganaderos es muy importante el parto, no tanto por la obtención del cabrito, sino porque la cabra de cría produce leche durante unos tres meses, la cual se aprovecha para la elaboración de quesos.
La cabra puede tener uno o varios críos en un parto. Si es uno se le llama sencillo; si son dos, cuates; y si son tres o más, sanchos o sanchitos. El sencillo, si es hembra, se queda para criar; si es macho, se guarda para semental, aunque ambos se pueden usar para comer. Los cuates se emplean como carne de cabrito para hornear a los 25 días de nacidos. A los 45 días, la carne está lista para asar. En muchas ocasiones la hembra se guarda para la reproducción. Los sanchos se ocupan regularmente para hornear debido a que la cabra no los puede amamantar. La raza nubia se caracteriza por ser un animal grande y orejón, principalmente en Coahuila.
En los estados de San Luis Potosí, Baja California, Chihuahua (donde se guisa en caldillo), Tamaulipas y Nuevo León se crían cabritos criollos y nubios, y hay un alto porcentaje de cruza. En Guanajuato y Michoacán se producen principalmente de la raza granadita, que es de baja estatura, negra o café oscura y gran productora de leche. Aunque en todos los estados de la república mexicana los cabritos suelen ser de buena calidad, no existe una comercialización masiva. Coahuila se distingue por la producción de animales bien logrados y de buen tamaño. Zacatecas cuenta con campos donde abundan las hierbas aromáticas y salitre con los que se alimentan los chivos, por lo que la carne de sus cabritos tienen un fino aroma y buena textura, muy apreciada por los conocedores e inadvertida por la mayoría de la gente.
Suecia
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
La cocina sueca está más abierta a las influencias exteriores que la de sus vecinos, y se enorgullece de una tradición culinaria cortesana, en particular con el slottsstek (res breseado à la royale, servido con arándanos y papas) o el filete de res Oskar (con espárragos y salsa bearnesa). Aunque el monumental bufet del smörgåsbord sigue siendo el orgullo de todas las amas de casa, la cocina familiar es más simple y siempre muy aromática: eneldo, mejorana, rábano picante y tomillo acompañan a la mayor parte de los platos.
A menudo se basan en ricas alianzas de sabores. Como en toda Escandinavia, los productos del mar son grandes protagonistas en Suecia, comenzando por el salmón (pudding de salmón) y el arenque. El surströmming, un arenque del Báltico salado y envejecido en conserva, tiene un sabor tan fuerte como su olor, y se consume con pan de centeno, cebollas crudas y pequeñas papas. El cangrejo de río es muy cotizado, y a menudo se cuece en un agua aromatizada con eneldo.
La res y el cerdo son las carnes más consumidas en Suecia: ragú de res con cerveza, res a la Lindström (carne picada con jugo de betabel, alcaparras y cebolla), espalda de cerdo con arándanos. La charcutería también es muy variada: salchichas para freír, morcillas.
Las numerosas explotaciones de cría de ocas y patos abastecen ampliamente las mesas, en particular en el momento de las fiestas.
En Suecia, la papa es objeto de una auténtica veneración. Sus preparaciones testimonian una gran inventiva: bolitas de papa rellenas de cerdo; papas cortadas en dos y rebosantes de crema, coronadas con huevas de bacalao; pequeñas crepas de papa con cebollino y pimienta; pytt i panna, pequeños dados de papa y carne salteados con cebolla, con ajo y perejil y servidos con una yema de huevo cruda, etc.
Quesos y postres. Suecia posee numerosos quesos de vaca y de cabra, entre los que se distinguen el västerbotten, bastante fuerte; el grevé y el herrgårdsost, muy apreciado, los dos de leche de vaca y de pasta cocida; el kryddost, aromatizado con comino, y el getost, de leche de cabra y pasta blanda.
La pastelería es muy rica y variada, a menudo especiada con azafrán y cardamomo. Los frutos rojos (bayas de saúco, grosellas, arándanos) son muy apreciados y sirven de base a numerosos postres, así como la manzana.
Saint-maure de Touraine
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Queso con Denominación de Origen de leche de cabra (45% de materia grasa como mínimo), de pasta blanda y corteza enmohecida, fresco o a veces cubierto de ceniza. Se presenta en forma de cilindro ligeramente troncocónico de 28 cm de largo y 5 o 6 cm de diámetro, con un peso de 250 g. Como signo distintivo, su pasta, de color blanco o marfil, está atravesada por una paja que sirve para consolidarlo mientras se manipula. Se consume en todas las etapas del afinado, y se puede calentar.
Rocamadour
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
Queso del Quercy con Denominación de Origen, de leche cruda de cabra, de pasta blanda y corteza enmohecida, cuya denominación local es cabécou de rocamadour. El rocamadour se presenta en forma de un pequeño guijarro de 5 a 6 cm de diámetro y de 1,5 cm de grosor, que pesa unos 30 g. Tiene un sabor láctico, suave y de avellana.
Macerado en aceite de oliva o en aguardiente de ciruela sirve para la preparación de los picadous.
Reino Unido
- Diccionario: El pequeño Larousse Gastronomique en español
La cocina británica es fundamentalmente “medieval”, como lo testimonian los numerosos cereales que se consumen, las frutas y verduras al agridulce, los asados acompañados por salsas dulces o compotas, el cordero con gelatina de menta, el desayuno copioso y el queso servido en los postres. Posteriormente se enriqueció con influencias procedentes de todo el Imperio británico. En el Reino Unido se siguen mucho las tradiciones, sobre todo las culturales, que adquieren todo su valor en las grandes festividades.
La tradición más importante es la de la fiesta de Navidad. El punch caliente, el pavo o la oca asada, el pudding flameado con salsa de mantequilla y brandy, el oporto servido con los savouries, los pies de manzana y los frutos secos componen el menú ritual de las Navidades inglesas.
Nadie puede resistirse a las delicias del salmón ahumado de Escocia, del jamón de York, y del stilton, sin olvidar el whisky puro de malta, las cervezas ales y stouts y el té earl grey con bergamota.
La cocina rural tradicional utiliza mucho las hojuelas de avena. El pan tiene múltiples variantes ancestrales, como el soda bread irlandés (con bicarbonato de sodio) o el hara brith galés (con pasas de Corinto).
La papa está omnipresente: en las sopas, los pasteles, los panes, los purés, a la sartén, en ragú o “a la inglesa” con pescado pochado, sin olvidar las papas fritas que acompañan al pescado frito que se venden por las calles, servido en un cucurucho de papel (fish and chips), y el bubble-and-squeak (col y papas salteadas con restos de carne).
Los británicos comen mucha carne (sobre todo res y cordero, aunque también jamón y salchichas). Se utilizan restos de cortes y vísceras en innumerables pies y diversos puddings de carne, acompañados de verduras cocidas al vapor o marinadas, como los pickles.
El pescado también es un elemento importante de la alimentación británica y se puede saborear al natural o preparado de distintas maneras (frito, asado, en ensalada, pochado, relleno) y acompañado con salsas agridulces y algunas frutas como grosellas.
La carne de caza es muy socorrida, las piezas se asan y se acompañan con salsa de arándanos y grosellas, salsa de pan o jalea de serbal. Con las aves de corral se elaboran recetas tradicionales, como el pay de pollo, el pollo “en trizas” con pepinos, el pollo hervido con ostras o con salsa de perejil y el mulligatawny (sopa de pollo y curry de origen indio).
En el Reino Unido las tartas, confituras, pasteles, jaleas, cremas y postres calientes o fríos tienen como protagonistas las frutas, sobre todo las manzanas, las fresas y las frambuesas. Pero sin duda el rey de los postres es el pudding, a menudo servido caliente y con infinitas variaciones (pies de frutas, crumbles, arroz, sémola o tapioca con leche, etc.). Durante el desayuno o la merienda se consumen ricas elaboraciones de pastelería: shortbread, scones, crumpets, buns, etc.
Existen quesos, en su mayoría de leche de vaca, para todos los gustos, como el cheddar, el stilton y el lanark blue (queso de cabra de pasta verde), que se come con oatcakes (galletas de avena).