Gugelhopf, Gougelhof, Kouglof, Kougelhof, Kougelhop, Kugelhopf o Bundt Kuchen, son sólo algunos de los nombres y grafías con los que se conoce este pan según el país, o incluso la región donde se prepare. Tradicionalmente el Gugelhopf se consume en varios países del centro de Europa: Austria; sur de Alemania; Países Bajos; Francia, sobre todo en la región de Alsacia; Suiza; República Checa; Eslovaquia y Polonia. Gugelhopf es el término en alemán, cuya etimología viene de gugel, término que durante la Edad Media designaba a una especie de capucha de punta larga con un cuello que cubría los hombros, y hopf, una variante de la palabra hefe que significa levadura. Se dice que este pan fue una de las primeras piezas de repostería en utilizar levadura de cerveza como agente leudante, ya que antes del siglo ⅹⅴⅲ, en la mayoría de los países de Europa el pan se fermentaba con levain.
Existen varias leyendas sobre el origen de este distintivo pan. Una de ellas atribuye su invención a los Reyes Magos, quienes durante un viaje de Belem hacia Colonia fueron hospedados por el señor Kugel; como agradecimiento, los reyes le hornearon un pan evocando la forma de sus turbantes. Otra leyenda hace referencia a su región y fecha de origen, ésta cuenta que durante la batalla de Viena en 1683 (la misma que se dice dio origen a la invención de los croissants) el ejercito comandado por el rey de Polonia y compuesto por soldados austriacos, alemanes y polacos resultó victorioso contra el ejército turco. Los panaderos vieneses no tardaron en elaborar una viennoiserie en forma de turbante turco como celebración.
Tradicionalmente el Gugelhopf se cuece en un molde alto con forma de rosca, que asemeja a un turbante hecho de cobre o de cerámica vidriada al interior y, en ocasiones, también al exterior, lo cual permitía decorar los moldes y ofrecerlos como regalo o simplemente utilizarlos como decoración. Actualmente se pueden encontrar moldes de aluminio o acero inoxidable con un revestimiento antiadherente, de silicón, de porcelana o de vidrio templado, así como con distintos diseños y de varios tamaños.
El Gugelhopf es un pan ligero y esponjoso, de sabor no muy dulce, por lo que se puede degustar a cualquier hora del día. Se sirve espolvoreado con azúcar glass y acompaña bien el café o el té, o incluso una copa de vino, una cerveza o algún digestivo; también es ideal con un poco de mantequilla o mermelada.