Still life: El arte de pintar alimentos

¿Has visto aquellas pinturas en las que sólo se observan frutas, hortalizas, quesos, animales de caza y bebidas entre otros elementos relacionados a la comida? La mayoría de estas obras muestran esos elementos sobre una mesa y un fondo simple; podríamos pensar son meramente decorativas, pero el Still life está cargado de simbolismo e historia

¿En qué consiste un Still life?

El Still life, o naturaleza muerta, es un género pictórico que engloba a aquella obra que retrata sistemas de objetos inanimados. Éstos contienen determinados objetos o ideas que se relacionan entre sí, para expresar una unidad; para lograr comunicar sus ideas, los artistas seleccionan objetos, los posicionan y organizan en un espacio con utilería y luces que permitan exaltar sus formas. Estos objetos generalmente son orgánicos como fruta o flores acompañado de otros artículos como cristalería, platos, joyas y textiles, entre otros.

¿De dónde viene?

Los vestigios de estas pinturas son muy antiguos, de hecho, hay algunos que datan del 1500 a. C. Por ejemplo, las pinturas funerarias egipcias, donde se incluían ilustraciones de cultivos, pescados y carnes; la más famosa es la descubierta en la Tumba de Menna. También las hay de origen griego y romano, una de las más destacadas, se encuentra en un mural en Pompeya que data del siglo I, y se titula Bodegón con tazón de vidrio de frutas y tazones, su característica más impactante, es el efecto de transparencia aplicado al tazón de vidrio. La especificidad en las representaciones y en la técnica demuestran que, desde tiempos antiguos, existe un interés por documentar el sustento humano.

 

Bodegón con tazón de vidrio de frutas y tazones, de un pintor de Pompeya, 70 a. C.

Bodegón con tazón de vidrio de frutas y tazones, de un pintor de Pompeya, 70 a. C.

En la Edad Media, este tipo de imágenes se utilizaron principalmente para ilustrar textos religiosos. En el Renacimiento, comienza a popularizarse este tipo de pintura y se concreta como género pictórico alrededor del año 1600 en Europa. A diferencia de las naturalezas muertas actuales, en esa época era considerada una corriente “menor”, generalmente porque estaba relacionado con la femineidad ya que la cocina y el comedor se consideraban espacios de trabajo de la mujer; afortunadamente, con el paso del tiempo, ha ganado reconocimiento e interés por parte del público.

Una célebre pintura de esta época tiene la autoría del maestro Caravaggio, fue pintada en 1596 y se titula Cesto de frutas, en ella podemos observar una cesta rebosante de uvas tintas, blancas, manzanas e higos.

 

Cesto de frutas, de Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1599.

Cesto de frutas, de Michelangelo Merisi da Caravaggio, 1599.

Las vanitas: un recordatorio sutil

Como se ha mencionado, las naturalezas muertas no son retratos de objetos. En muchas de ellas se comenzó a usar un recurso mucho más romántico: las vanitas. Éstas están inspiradas en el memento mori, otro género de pintura cuyo nombre se traduce como “recuerda que morirás”, por lo tanto, se incluyen representaciones de la muerte como alimentos en descomposición, cráneos, velas, relojes y copas volcadas que representan la fugacidad de la vida. La buena mesa, como los instrumentos musicales o joyas que llegaran a verse en estas pinturas, recuerdan a los placeres que el humano recurre por pura vanidad.

Las vanitas se popularizaron entre los pintores holandeses del siglo XVII, y de ellos, el más prolífico fue Jan Davidsz de Heem, quien cuenta con un catálogo exquisito de naturalezas muertas florales y vanitas.

 

Mesa, de Jan Davidsz de Heem, siglo XVII.

Mesa, de Jan Davidsz de Heem, siglo XVII.

Naturalezas muertas en el arte moderno

El Still life nunca se detuvo, es posible encontrar naturalezas muertas interpretadas según las diferentes vanguardias artísticas que surgieron a finales del siglo XIX, con el impresionismo. Como primer exponente, el impresionismo comenzó como un estilo muy criticado por sus fuertes pinceladas, poca difusión de los colores y representación de lo cotidiano (que era considerado sin importancia). Paul Cezanne fue uno de los grandes exponentes de esta corriente, y nos ofrece una gran variedad de naturalezas muertas, algunas con manzanas, peras, botellas e incluso representaciones de las vanitas.

 

Naturaleza muerta con craneo, de Paul Cezanne, entre 1895 y 1900.

Naturaleza muerta con craneo, de Paul Cezanne, entre 1895 y 1900.

Henri Matisse, gran representante del fovismo, vanguardia relacionada al uso provocativo de los colores, también realizó naturalezas muertas, Naturaleza muerta con danza, por ejemplo, incluye un fragmento de una de sus pinturas más famosas La danza. El cubismo no se queda atrás, Pablo Picasso realizó deconstrucciones de las naturalezas muertas muy a su estilo, Naturaleza muerta con botella de licor es un gran ejemplo.

 

Naturaleza muerta con danza, Henri Matisse, 1909.

Naturaleza muerta con danza, Henri Matisse, 1909.

Naturaleza muerta con botella de licor, Pablo Picasso, 1909.

Naturaleza muerta con botella de licor, Pablo Picasso, 1909.

Al revisar las distintas vanguardias, notaremos que existen naturalezas muertas en cada una de ellas, desde el neoplasticismo hasta el surrealismo, cada una con un comentario de la vida cotidiana en el momento que fueron pintadas. El relato pictórico de lo que había disponible para consumir es una prueba de que el arte y la cocina están íntimamente ligados, no sólo por la necesidad, sino por la experiencia humana.

Por Paola Quiroz

Fuentes:

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