Entomofagia: más que una moda
En los últimos años hemos visto aumentar el consumo de las hormigas chicatanas o los gusanos de maguey; sin embargo, la entomofagia, es decir, la práctica humana de alimentarse con insectos, es muy antigua y variada.
Desde tiempos prehispánicos se acostumbraba consumir estos organismos. Hay registros de que los antiguos habitantes del territorio americano comían jumiles, hormigas de miel, gusanos de mezquite, escamoles, gusanos blancos de maguey, entre muchos otros.
En otras latitudes, el consumo de insectos también es común y forma parte de las prácticas culinarias de varias culturas contemporáneas. De hecho, hoy en día –en más de 100 países– se consumen algunas de las 1 900 especies de insectos que hay en el mundo. En México, podemos degustar más de 500 insectos.
¿Por qué comer insectos?
La primera ventaja que tienen los insectos comestibles es que, a diferencia de otras fuentes de proteína animal, es posible aprovechar todo su cuerpo.
La gran mayoría de los insectos tiene una textura crujiente y, al cocinarlos, emiten olores y sabores muy agradables. Además, brindan un aporte nutricional que te harán considerarlos como parte de tu dieta diaria más allá de la temporada de Cuaresma.
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Por otro lado, debes saber que no todos los insectos son comestibles. Es importante identificar cuáles y cómo deben comerse ciertas especies. A continuación, te contamos de tres insectos que se dan en México y cómo puedes aprovecharlos esta Cuaresma.
Los escamoles
Los escamoles son los huevecillos de las hormigas escamoleras, son del tamaño de un grano de arroz y se encuentran en los nidos de las hormigas, debajo de la tierra.
Su extracción requiere práctica y conocimiento, ya que antes de sacarlos es necesario reconocer en qué estado de maduración están los huevecillos. Su demanda ha crecido, por lo que suelen ser costosos. Sólo es posible encontrarlos de febrero a abril.
Los puedes comer con huevo, sofritos en mixiote, en mantequilla o preparar quesadillas, tamales y gorditas.
Escamoles con mantequilla de la chef Beverly Ramos. Foto: Alex Vera Fotogastronómica®.
Los chapulines
Este insecto es el más popular y accesible de los insectos comestibles, ya que está disponible todo el año, y se encuentra en lugares muy concurridos como las milpas y otros cultivos. Lo más importante es que puedes comerlo de diferentes formas e integrarlo a varias preparaciones, no únicamente frito con sal, limón y chile piquín.
El chapulín molido, por ejemplo, se puede utilizar para hacer harina, en suplementos alimenticios o para barras energéticas y cocteles.
En preparaciones más caseras, puedes hacer un omelette o unas gorditas de frijol y quesillo.
Omelette relleno de quesillo y chapulines de la chef Beverly Ramos. Foto: Alex Vera Fotogastronómica®.
Los xamues
Los xamues son insectos que pertenecen a la misma familia que las chinches y las cigarras; pero, a diferencia de estás, son completamente comestibles.
Se recolectan de los árboles de mezquite y los podemos disfrutar de marzo a junio, sobre todo, en estados como Aguascalientes, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Puebla, y otros más.
Te recomendamos que los pruebes en una ensalada, en tamales con salsa roja o prepara un aguacate relleno con queso panela, brotes de acelga y jitomate.
Aguacates con xamúes de la chef Beverly Ramos. Foto: Alex Vera Fotogastronómica®.
Si te gustaron estas recomendaciones con insectos para la Cuaresma, tienes que ver este libro, en el que vienen las recetas de las que te hablamos. Incluye una descripción completa de los insectos y todo tipo de recetas, desde entradas hasta postres.
Por Alina Hernández